XXVII

34 2 0
                                    


Durante toda la madrugada estuvimos enterrando los cadáveres y asimilando todo lo que había pasado, Jakob había fingido su muerte como principal cosa, Mikel era un cómplice de mi hermano, la única persona de mi familia que pensaba que no me había hecho nada malo a mi directamente, me drogaba y me maltrataba peor que como mis padres lo hacían.

Habían disparado a Hanne por lo que Adler la curó, no había bala dentro de ella pero el roce había sido lo suficientemente doloroso como para que sangrara. Luke y yo nos ocupamos de los cuerpos, nunca pensé que diría esto pero me había sentido bien después de matarlos, ningún sentimiento de culpa y tampoco arrepentimiento.

Nos encontrábamos en el auto con tres personas muertas en el maletero, ahora si podíamos decir que Jakob estaba bien muerto, y merecido que se lo tenía. Al llegar al mini bosque donde pusimos las cámaras nos pusimos a cavar un hueco para meter los tres cuerpos ahí, bien juntos para que además de haber estado atentando contra nosotros juntos, murieran juntos y se enterraran igual, juntos.

— ¿Estas bien?

Miré a mi mejor amiga que cogía las palas de los asientos de atrás para empezar a cavar, esta me devolvió la mirada y asintió con una sonrisa cálida.

— Al fin hemos tenido justicia, tanto tú como yo, he logrado deshacerme de los violadores que me han hecho insegura, así que estoy bien.

— ¿Y no te sientes culpable de haber matado a alguien?

— ¿Tú si?

— No porque sé lo merecía y me he dado cuenta de que me hizo la vida imposible, si, maté al amor de su vida pero ni siquiera ella le quería a él, así que que le den, ya esta muerto — bufé — solo lo preguntaba porque como tú nunca habías matado a nadie y te daba miedo hacerlo, pues por asegurarme.

— No me siento culpable tomando en cuenta de que a parte de que era uno de los violadores, también te hacía mal a ti, y a parte de haberlo matado por rabia por lo que me hizo, también le maté por la rabia de lo que te hizo a ti.

Asentí sonriendo ya que tenía toda la razón, dejamos de hablar y nos pusimos a hacer lo que los chicos hacían, cavar. Muchos recuerdos malos y pensamientos llenaron mi cabeza pero los esfumé rápidamente al ver el cadáver de mi hermano en el suelo, había matado a tanta gente y había escapado de tanta gente que quería matarle, que su último respiro se lo había arrebatado yo, su propia hermana.

Sentía desprecio por el, recordar todas y cada una de las veces que me hizo mierda a la vez, le llegó a su muerte, si simplemente hubiera escogido mejor futuro para el mismo y para mi, no estaría muerto, pero ahora me daba igual. El deseo de dispararle se había encendido una vez que me soltó la verdad y además escupió mi mayor secreto como si nada, aunque no me sorprendía, ya que él era de los que no sabían guardar secretos.

De pequeña le conté que estaba enamorada del color de mi habitación, era rosa con algunas estrellas moradas en el techo, pero él se lo dijo a mis padres y estos además de pegarme me pintaron la habitación completamente de blanco, recordándome que era un ser más en el mundo y no podía ser feliz, no con ellos. Conseguí perdonar a mi hermano ya que él me regalo una libreta de color rosa y morado por su "error" ya que según él se le había escapado decir lo de mi habitación en frente de mis padres, no que lo había hecho a posta.

Ver su cuerpo sin vida me daba satisfacción, aunque no me gustaba el olor que emanaba su cuerpo, gracias a los cuerpos de Jakob y Mikel, olía peor. Logramos cavar un agujero grande para meter los tres cuerpos ahí, uno al lado del otro como estaban de pie en frente de nosotros, Jakob a la izquierda, Mikel a la derecha y Jash en el medio. Cada uno tiramos los cuerpos en el agujero y comenzamos a llenarlo del barro que habíamos sacado al principio, una vez lo dejamos todo como estaba nos montamos en el auto y tomamos el camino a la mansión de la playa.

ShirleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora