The Last Call - Charles Lecrerc

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...no lo retiro, solo que cambiaría "desgracia" por "perdición"
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P6
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Austin, Texas

Salí del baño mi situación había bajado por fin y para mi sorpresa la protagonista de mi problema estaba desesperada en la fila.

Buscaba algo en el techo, parecía una tonta si me lo preguntan.

—No eres invisible Wolff.

Cruzó sus brazos e instintivamente baje mi mirada a sus pechos. Me sentía un perverso, pero por mucho que quería no podía quitar mi vista de ahí.

La camisa blanca que llevaba estaba empapada y mostraba el pequeño sostén que cargaba sus perfectos atributos. El tamaño ideal, ni muy grandes ni muy pequeños.

—Mi cara está aquí —señaló con sus dedos sus ojos.

—No te veía eso —le frunzo el ceño— pensaba en una solución a tu problema.

—¿Y que solución tienes?

No tenía ninguna. La verdad: solo pensaba en maneras de jugar con ellos. Pasar mi lengua y chupar cada uno hasta llevarla al borde del colapso.

—Eres retardado ¿o que? —truena los dedos en mi cara enfureciéndome.

—Te iba prestar mi camisa, pero como dije. Iba.

—Bien. Porque no necesito tu ayuda me las puedo arreglar sola.

—No creo que soportes quedarte así el resto de la noche —la señalo y mi vista se pierde otro momento.

Reacciona Charles.

—Eres una santurrona —digo viéndola a los ojos, con la vista clavada ahí, en sus ojos, no puedo verla como un descarado— esto es como un pecado para ti.

Nuestra cercanía era bastante, tanto que su olor a lavanda llegó a mis fosas nasales, aún por sobre el olor a alcohol.

—Está santurrona no le teme a unas simples miradas.

Bajo mirada a sus labios, son carnosos y perfectos, seguro que suaves y aún más seguro estoy de que besa increíble.

—A don perfecto no le va a gustar que su novia baile por ahí mostrando todo.

—Don perfecto no está aquí.

Lo dice de una forma tan melosa que me grita que la tome para meterla al baño y hacer que grite mi nombre pidiendo más.

—¿Lo mandarías todo a la mierda? —la retó con una sonrisa socarrona.

—Mírame mandar a la mierda todo.

Mi situación quiere volver, tengo que mantener la cabeza fría. Una parte de mi quiere que sienta todo lo que me pasa cuando estoy siquiera cerca de ella, pero otra me grita que me aleje o me hará mucho daño.