15

342 22 0
                                    




▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️
Aquella voz en mi cabeza no se callaría nunca, menos ahora que alguien lo confirmaba en voz alta
🪡
P15
◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️

🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳

Sakhir, Bahrain

Llegue directamente al garage de Mercedes.

Ignorando al idiota que me seguía de cercas. No a mi lado. Justo detrás de mi. Seguro pensando mil maneras de apuñalarme por la espalda.

Lewis se acerco sonriente a Roscoe agachándose para mimarlo.

—No Lewis —lo regaño—. Se porto mal, me hizo pasear por todo el paddock, entre a cada motorhome para encontrarlo.

Noto al piloto de Ferrari aún estático cerca de mi espalda y agrego:

—Aunque bueno... conocí a Sargeant, es lindo y creo que tiene un crush en mi desde que corríamos en karting juntos.

La palabra "juntos" la remarco de manera maliciosa.

—¿Ahora me cuentas de tus amoríos?

Abro los ojos para con él, gritándole con la mirada que siga el juego.

—Cierto... —me ayuda— antes estabas soltera y no tenías de nadie de quien hablar más que Doohan.

Asiento orgullosa.

—En fin. Roscoe se portó mal.

—No es cierto —dice el chico detrás de mi— conmigo fue un perro cariñoso. Claro que no lo fue con aquella chica.

—Es raro —dice el británico— siempre es cariñoso con todo el mundo. No le gusta que lo abrace cualquiera, pero si se le acercan es tierno. A menos que...

Lo vuelvo a ver significativamente y se va como si no lo entendiera. No me salvare de un sermón sobre que no tengo que poner a Roscoe rabioso.

—Lo sabía —dice el monegasco en francés— todo fue obra tuya.

—¿Que fue obra mía? —giro y lo veo a los ojos.

Tengo que tener mucha concentración para no imaginarlo desnudo frente a mi. Trago grueso concentrándome en sus ojos sin comérmelo con la mirada.

—Tenías celos de... —piensa su nombre— de esa chica —concluye.

—Con tantas te has acostado que no recuerdas ni su nombre.

No dice nada, aprieta los labios en una línea conteniéndose.

No era secreto que desde que era soltero su polla estaba probando cada vagina que se le ofreciera.

Sonreí victoriosa al verlo tan callado.

—¿Te comieron la lengua los ratones Lecrerc?

—No —murmura molesto— al menos ellas regresan por más.

Ahí está el Charles retador que buscaba, por un momento sentí que no contesto porque sentía pena por mi, pero por mi que se la tragara, no la necesitaba.

The Last Call - Charles Lecrerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora