21

296 21 0
                                    





▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️
El silencio solo sirve para prolongar los problemas
🪡
P21
◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️▫️◽️



🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳🔳

Gran Bretaña, Inglaterra

Puse mi pie en su pecho alce el palo sonriendo a la cámara.

—Ya estuvo bueno —se queja.

—No —lo regreso al piso y ahora poso con el palo a unos centímetros de su cabeza como si está fuera una pelota.

—Elizabeth eso ya es bastante.

Corro hacia Lewis y le quitó mi móvil viendo las fotografías.

—No deberías publicar eso.

—Fue una apuesta y te recuerdo que perdiste.

—Pues te apuesto a que... —lo piensa— a que ganó en una carrera con carritos de golf.

Tomo su mano en un fuerte apretón.

—Aceptó.

—Son unos infantiles —nos regaña Lewis— tú no puedes correr y Lando eres un inmaduro, acepta que perdiste esto.

—¿No puedes correr?

Veo mal a Lewis, si no he dicho nada sobre eso es porque aún creo que lo volveré a hacer algún día.

—No, no por ahora y no en un monoplaza.

—Eli...

—Algún día volveré, de eso estoy segura.

—Pues por ahora no correremos.

—Ash, si solo son carritos de golf.

Se va guardando las maletas con los palos de golf.

—No tendrías porqué haber dicho eso —rejuntó la pelota en el hoyo.

—Claro que tenía —se excusa— si te pasa algo en mi cuidado no me lo perdonaría.

Lo ignoro subiendo a nuestro carrito. Me emparejo con el de Lando para seguir.

—¿Irás a ese juego en Mónaco?

Tiro acercando la pelota al hoyo.

—Sí, invitaron a papá e iré con ellos ¿tu?

—Si iré.

—Por que no vas conmigo —propongo— será menos aburrido, mis padres dejarán a Jack con una niñera y estaré sola entre sus amigos estirados.

—Lo siento. Voy de parte de alguien más y les confirme ya.

—Que mierda.

—Que mierda —repite.

Ya regresábamos y adelante en el cochesito al otro par. Al británico no le pareció así que aceleró.

Mientras me sacaba la lengua en una curva su carrito se levanto del lado izquierdo con su peso en solo dos ruedas logrando que frenara de golpe cayendo en las cuatro ruedas.

Me detuve cuando vi aquello por el retrovisor.

—Son unos infantiles —suspira Lewis.

Las carcajadas resuenan en todo el campo, las personas al rededor nos escuchan y ven como bichos raros.

•••

Me vi una vez más en el espejo.

Mi cabello ahora lacio estaba bien peinado, comúnmente por mucho que pasara el cepillo por este no se acomodaba y era muy rebelde.

The Last Call - Charles Lecrerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora