11

405 25 0
                                    




◾️◼️◾️◼️◾️◼️◾️◼️◾️◼️◾️
La sonrisa más grande no siempre es la más llena
🧵
P11
◼️◾️◼️◾️◼️◾️◼️◾️◼️◾️◼️

Charles

🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲🔲

—Amor... —intercala mirada a ambos— se nos hace tarde y mañana viajamos a Qatar.

—Eso le contaba a Charles —dice emocionado Doohan.

Se sienta lentamente, como tanteando el terreno.

La tengo atrapada y lo sabe.

—Es increíble Elizabeth —digo simple— no sabía que te gustaba el fútbol.

—Hay muchas cosas que me guardo.

La rabia en su voz es como música para mis oídos.

Vamos Wolff, saca todo ese veneno.

—No todo es público en mi vida.

—Pero mi duda es...

Apoyo mis brazos en la mesa, retador, incitándola a hacer lo mismo. Cae recargándose un poco. Bajo la mirada un instante a los pechos ahora más marcados por su posición.

Desde que la vi en aquel vestido supe que tenía que sacarle provecho, se apegaba a su cuerpo como si fuera hecho solo para ella.

—¿A quien apoyarás? —finjo una conversación sana— digo... eres como multinacional, madre británica, padre austriaco, nacionalidad alemana y resides en suiza con tus padres, aunque solías vivir en Francia por trabajo.

Asiente pensativa.

—En mis prioridades está Inglaterra y Alemania, es obvio, mi cultura se basa en ambos países ¿Que hay de ti? —ataca— supongo que Francia es tu opción, después de todo eres francés.

No era secreto para nadie que odiaba que me llamaran francés, cuando claramente era monegasco, corría con aquella bandera bicolor.

—De hecho soy monegasco —le aclaro—, pero estas en lo correcto, Francia es mi opción.

—Pues casi lo mismo —se recarga en su silla descuidadamente cruzándose de brazos enfadada— eres igual de arrogante que un francés.

Palmea la mesa aún rodeando un brazo en su cintura, los pechos se aprietan y me vuele loco, su olor a perfume me llega hasta acá.

—Cariño —Jack pone su mano en la de ella.

Me calienta la sangre, y no por lo que ella dijo, sino por su mano sobre la de Elizabeth.

—Lo siento —dice él, mi vista sigue clavada en ambas manos— creo que alguien se pasó de copas.

—No —contradice ella— lo qué pasa es que estoy harta de fingir que me caes bien Lecrerc, es una lástima que tu talento sea opacado por tu enorme ego y orgullo.

Música para mis oídos.

—Además de que no puedo esperar a llegar a Mercedes y demostrar quien es mejor piloto —continúa— ahora será justo, misma categoría y escuderías competitivas para ambos.

The Last Call - Charles Lecrerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora