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Los ojos lo dicen todo
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P23
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Mónaco, Montecarlo.

Despierto con el rayo de sol que apenas se asoma por el ventanal.

Me giro tapando la luz y me topo con el cuerpo que descansa del otro lado de la cama.

Quiero fotografiarla, y no porque se vea linda, si no porque se que más de alguna persona me pagaría miles por esto. Ella guarda foto de muchas personas dormidas en su teléfono y se que estos buscarán venganza si les digo la joya que tengo conmigo.

—Charles —masculla medio dormida.

—Mhm.

—Si eso llega a Lando —advierte despegando un ojo— sabré quien fue y no te salvarás de mi furia.

Abro la boca para decir algo y se da la vuelta tapándose con la cobija.

—Pues no has dicho que...

—Ni a George, ni Carlos, ni Max, ni Lewis, ni Bono, ni Dany, ni Checo, ni Angela...

—Ya, ya entendí —la interrumpo— no sabía de Checo, pero gracias por el cliente, este si pagara bien.

Rio y se destapa con el cabello despeinado y la cara demacrada por la almohada.

Con un dedo me señala.

—Te lo le advertido Lecrerc.

Gruño tapándome con la manta. Jala de esta en una pelea por la tela, hasta que la encuentro debajo y sonrío como un ángel.

—También tengo una foto tuya —sonríe victoriosa— alguien de Ferrari la consiguió por mi.

Me pongo serio.

Se te borró la sonrisa —canta en algo que parece español.

Sale de la cama con mi playera puesta, aun no puedo creer que semejante mujer haya dormido en mi cama.

—Ya es tarde y es peligroso que salgas ahora.

—¿Peligroso?

Esta bien, no era peligroso, estamos en Mónaco, pero no quería que se fuera aún.

—Mhm —asentí pensando que excusa poner— podemos ver una película y te puedes quedar a dormir. Tengo habitaciones de más —agrego antes de que se niegue.

—¿Películas?

—Películas.

—No se si creerte, pero supongo que puedo confiar en ti.

Me puse de pie y como un niño cuando invita a sus amigos a casa prepare todo en un santiamén.

—Cars.

Mis ojos brillaron al escucharla decir aquello.

—Uno, dos o tres.

Lo piensa.

—Dos, acabo de ver la uno con Jack ayer.

Gruño al escuchar ese nombre.

—¿Jack?

—Sí —dice extrañada— soy una hermana mayor orgullosa, le he enseñando todo lo que sabe.

Respiro al recordar que el hijo menor de los Wolff se llama Jack.

The Last Call - Charles Lecrerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora