The Last Call - Charles Lecrerc

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Mentiras llenas de falsas pruebas
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CDMX, México

México era increíble, hice un tour por el zócalo, Xochimilco, hasta las grandes pirámides aztecas y el Castillo de Chapultepec.

Me hospedaba en un hotel por paseo de reforma y tenía la vista de la avenida. Los monoplazas de Red Bull comenzaron a sonar en el balcón así que baje con prisa para ver el espectáculo de los pilotos.

Llegue de incógnito con una gorra polo y lentes de sol. La hija del CEO y reserva de mercedes no podía ser vista con la competencia.

—Maxie —corrí a saludar a mi amigo.

—Los fanáticos mexicanos están locos —se ríe— me regalaron cosas extrañas.

—Es porque te quieren —choque las manos con Checo mientras paso por nuestro lado— que disimulada Eli —se burla por mi modo incógnito.

—Use el método Marvel.

—Mis amigos why you don't hablar English like normal people.

Rio divertida con el intento de español de Max.

—¿Cuantos idiomas hablas?

Cuento con los dedos.

—Inglés, aleman, romache, español, francés y estoy en italiano.

—¿Y para que tanto?

—Pregúntales a Toto y Sussie. Desde que nací mamá organizo todo mi horario en extracurriculares para ser algo así como una cerebrito.

—Seguro te odiaban en tu escuela.

—De hecho si —me rio con su cara de espanto.

—Perdóname Eli —se rasca la nuca nervioso— es solo que en los circuitos eres súper sociable.

—El mundo de las carreras es donde encajó, por eso no se burlan de mi y me "aman"

Se ríe negando.

—Todos a excepción de cierto piloto.

—¿Que piloto? —ya sabía quien era, solo necesitaba confirmar.

—El Ferrari que no dejó de quejarse de lo malcriada e idiota que eras.

—Pues él es un ególatra, idiota y un maldito descarado sin educación.

—Casi nada.

—Mhm.

Después de unos minutos le hablan para salir y me regreso al hotel para ver todo de la entrada de este.

—Asegúrate de avisarme si ves algo extraño con los Red Bulls.

—Papá —digo cansada— no necesitamos de su desgracia para nuestro éxito.

—La desgracia de otros equipos es nuestro éxito Elizabeth —me ve a los ojos, pero no bajo mi mirada— aprenderás eso cuando corras.

—Ya corro para DAM'S —susurro cuando se da la vuelta— y tuve éxito sin desgracias ajenas.

Perece no escuchar ya que sigue con su camino adentrándose al hotel.

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