1. El último día en el jardín

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Eloise Edevane. 

"Todo comenzó con un sonido estruendoso"

Siempre creí que a las personas buenas solo le pasaban cosas buenas.

"Atraemos lo que somos"

Durante 19 años me hicieron creer que si era buena persona y servía a Dios, entonces sería recompensada.

Y así fue, nunca me porte mal, jamás mentí, siempre obedecía y ayudaba a los demás.

Lo aprendí de mis padres, siempre dar sin esperar recibir algo a cambio, y siempre ser fiel y leal a mi religión.

Tuve una buena vida al lado de mis padres, eran dos personas amorosas y bondadosas.

Siempre vivieron para servir y ayudar a los necesitados.

Hasta que no vivieron más...

Hasta que un accidente o mejor dicho un incendio provocado hizo que ellos y todos los que habían asistido a misa ese domingo murieran dentro.

Las autoridades dijeron que fue un accidente, un corto circuito en uno de los fusiles de luz.

Pero eso era pura mierda.

Recuerdo estar en la cocina preparando la comida sopresa para el aniversario de mis padres. Era un día lluvioso, sin truenos ni relámpagos. Por la ventana de la cocina veía las gotas de lluvia caer y parecía como si las plantas cobrarán vida, los colores eran más intensos en sus hojas y el aroma a tierra mojada era delicioso.

Cerré mis ojos para inhalar y sentí esa hermosa paz.

Hay algo que se llama "La calma antes de la tormenta"

Y todo comenzó con un sonido estruendoso.

Abrí los ojos de golpe y al principio lo confundí con un trueno, pero se escuchó de nuevo y mirando al cielo no ví nada.

Entonces salí de la cocina no sin antes quitarme el delantal que estaba usando para cocinar.

Salí al porche delantero e inspeccione el área buscando el origen de tal sonido.

Se escuchó de nuevo y esta vez mirando al cielo ví una ligera capa de humo ascendiendo por el cielo.

No entendí de dónde provenía hasta que otro sonido estruendoso se escuchó y gritos lejanos se escucharon.

Entonces caí en cuenta que todo eso provenía al otro lado del pequeño bosque de Villa María, justo en la iglesia del pueblo.

Dónde estaban mis padres...

Corrí, corrí y corrí sintiendo que mis pulmones ardían.

Llegué a la iglesia que ya se estaba consumiendo en llamas, por una de las ventanas las personas gritaban pidiendo auxilio.

¿Por qué no salían?

Mire la puerta de la entrada de la iglesia y estaba cerrada, había una tabla clavada con clavos impidiendo que se pudiera abrir desde dentro.

Corrí tratando de llegar a la puerta para intentar quitarla, pero otro grito impidió que me acercara y era el de mi madre.

Mire hacía una de las ventanas y ella la golpeaba para llamar mi atención.

Me acerque y a través de los gritos pude escuchar que dijo:

—Tienes que irte cariño, esto va a explotar...

Llore negando con la cabeza, ella también era un mar se lágrimas.

Al inhalar tosi frenéticamente, algo aparte del humo me estaba quemando los pulmones, y ese era el olor a gasolina.

—Eloise, ¡Vete ahora! —mi madre gritó entre el llanto.

Una idea cruzo por mi mente.

¿Por qué nadie ha roto los vidrios por dentro?

Busque algo por fuera para poder romper el vidrio, una piedra grande estaba a unos metros, me di la vuelta, corrí hacia ella para usarla y romper la ventana.

Al agacharme y tomarla me di la vuelta para regresar pero fue demasiado tarde.

Un último ruido estruendoso se escuchó y la iglesia explotó en llamas, lo último que recuerdo antes de eso fueron los ojos de mi madre mirándome con miedo y lágrimas.

Después todo se volvió oscuro. 




El infierno de una rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora