El infierno de una rosa

14. El pasado del diablo

Michael De Santis

Hace 21 años...

—Asumo que debes ser pariente del novio —una voz suave hablo a mis espaldas.

Al girarme me tope con una belleza de ojos grises.

—Hermano —quede un poco embelesado por ella—, hermano gemelo —aclare.

—Prima —sonrio—, prima de la novia —me tendió la mano y la tomé acercándola a mi boca para dejar un beso  en el dorso de su mano.

Ella sonrió coqueta.

Esta bella dama era un total delicia.

Era de mediana estatura, esbelta con curvas y piel blanca, sus ojos eran grises, casi del mismo tono que el de Elena, la ahora esposa de mi hermano.

—No sabía que Elena tuviera familiares —comente soltando su mano—, tienen cierto parecido.

—Si, no la veía hace años. Ella contacto conmigo cuando me encontraba en Turquía.

—¿Eres de Turquía?

—No, de Arabia. Vivía en Sadah —explicó y miró al frente del jardín, justo donde estaba la pista de baile.

Y dónde Elena y Rafael bailaban su primer baile como marido y mujer.

Mire aquella escena y bebi de mi copa de vino.

Miraba de reojo a la prima de Elena, quien no tenía bebida en mano.

—¿No bebes? —pregunto dando otro trago a mi copa.

—Tengo entendido que no soy lo suficientemente mayor como para beber —rio con gracia.

Me atragante y tosi un poco.

Me sentí mal, ¿Estaba ligando con una menor de edad acaso?

Ella volvió a reír bajo cuando vio mi reacción.

—Tengo diecinueve años. Descuida, no planeo meterte en algún problema legal —bromeó y se poso frente a mí.

—¿Bailamos? —propone ofreciéndome de nuevo su mano.

Antes de aceptar miró de nuevo a mi hermano y su esposa.

Se ven felices, disfrutando de su boda, en su propia burbuja de amor y me doy cuenta que en esta partida, mi hermano ganó.

Mire a la prima de Elena y le sonreí. Solo era un par de años mayor que ella, se todas formas solo sería un baile.

—Michael De Santis —me presente formalmente tomando su mano y dirigiendola a la pista se baile.

—Amaranta —respondió ella y así nos fuimos a la pista de baile.
 

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Hace 20 años...

—Esta pequeña flor no deja de llorar, necesita a su mamá —Rafael cargaba a su bebe—, lo juro, es como si mi propia hija no me quisiera a mi, y solo a su mamá.

Me reí negando con la cabeza.

La bebé de mi hermano se llamaba Flora, y tenía un año y medio.

Casi después de su boda, Elena quedó embarazada de su primer hija. Desde el momento en el que Rafael supo que tendrían un bebé él se emociono, y se hizo más paranoico.

Compro una casa en el campo, cerca de la mansión. Pero reforzó la seguridad a los alrededores, y ahora solo trabajaba la parte administrativa desde casa.