22. Los tres demonios

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Azriel

Carauari, Amazonas. 
Brasil

...

El infierno existe

Y esta aqui, justo en la tierra.

No hay lugar donde huir cuando tu destino ha sido sellado.

Estás dónde debes estar. 

No es casualidad terminar en un lugar, es justo donde debes terminar.

Si vas al cielo o al infierno es porque ahí es donde te toca estar y no puedes hacer nada al respecto.

Todos jugamos un papel, algunos el de héroe, otros el de villano.

Pero a veces existe un punto en medio.

Dónde no eres ni héroe, dónde no eres villano.

Simplemente no existes.

Eres un fantasma.

Y no hay nada más peligroso que un fantasma.

Es lo que han hecho de mi, es para lo que vine al mundo.

Para ser un fantasma.

El sonido del teléfono satelital sonó y conteste.

"48.7229800, -115.5143778"

tsel'? (¿Objetivo?)—pregunte esperando respuesta.

Kod oranzhevyy. Belaya zhenshchina, tridtsat' dva goda. On zhivet v khizhine v lednikovom lesu. Pomnite, chto vy dolzhny soobshchit' o potere tseli (Codigo Naranja. Mujer caucásica, treinta y dos años. Vive en una cabaña en los bosques de Glacier. Recuerda que debes reportar la baja del objetivo). —colgó la llamada.

Me levanté de la amaca.

Entre y Armin estaba en la cocina haciendo pasta, Olaf estaba en la sala mirando algo en la televisión.

—Me rindo —Armin apagó la lumbre y fue a la sala, se sentó resignado—, pidamos Pizza. O mejor aún, contratemos a una mujer para que nos cocine.

—Eso es muy sexista de tu parte, las mujeres no nacieron solo para cocinar —Olaf le reprendió.

Solté una risa y negué con la cabeza.

—Debo irme, código naranja —avise mientras iba directo a mi habitación para empacar.

—¿Podemos ir? —suplico Armin viniendo tras de mi.

Le cerré la puerta en la cara antes de que entrara.

"Ay" se escuchó decir tras la puerta.

El muy cabron entro después.

—Me aburro, no nos han asignado misiones y Aleksandr nos tiene en la reserva.

—Por algo los tienen en la reserva —dije aburrido—, y conoces las reglas, nada de extras en las misiones.

—¡Lo sé! —Armin se tiró dramáticamente en mi cama—, pero te juro que si paso más tiempo aquí encerrado con Olaf me voy a volver loco. Necesito salir, hacer misiones y follar con mujeres —se sentó en la cama—, necesito ver tetas hermano. Estoy apunto de volverme gay. No miento, ayer mientas Olaf hacia la cena le vi el trasero y quise nalgearlo —susurro eso último y solté una risa.

—Si te acercas a mi trasero te voy a arrancar el pene, imbécil —Olaf entro a la habitación metiéndose en la conversación.

—Te ves tan sexy enojado —Armin le coqueteó fingidamente.

El infierno de una rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora