Eloise Edevane.
Me había despertado por el sonido de un disparo.
Después a Michael había entrado, se había quitado la camisa y el cinturón.
Sabía lo que vendría, pero no tenía idea de el porque.
—Te he hecho una pregunta, Eloise —la voz de Michael era demandante, sabía que no tenía opción.
Pero ¿Qué debía decirle?
No recordaba nada.
—Michael... —intente decir pero se acercó más y se me cortó la respiración.
—Te advierto que tengo mucha ira acumulada —su respiración se aceleró—. ¿Tienes una puta idea del miedo que sentí al no saber dónde estabas? —pregunto eso último dolido. No podía responder, sentía un nudo en la garganta—. ¡Carajo, responde! —gritó tanto que jure que la habitación tembló.
Negué frenéticamente con la cabeza y apreté los labios.
—Se me fue la puta alma —su voz se quebró y sus ojos se tornaron brillosos—, pensé que te iba a perder —al decir eso último se puso de rodillas en la cama frente a mí.
Por un segundo, solo por un segundo parecía como si yo realmente le importara.
Cómo si me quisiera...
Pero no, Michael De Santis no quería a nadie.
Era un mentiroso y un manipulador.
Y me hacía daño.
Mucho.
Esos ojos azules atormentados no me engañarían de nuevo.
Desde un principio Michael me engaño, haciéndome creer que el me protegería de todo. Pero es quien más me ha hecho daño.
—Eloise necesito que me respondas que ocurrió con el espantapájaros —esta vez su voz paso de afligida a oscura.
Lo mire confundida.
—¿Cuál espantapájaros? —al pronunciar la pregunta sentí un recuerdo vago pasar por mi mente.
Había un espantapájaros hace unos días en el bosque, después de que terminara de hablar con Austin.
Fuera de ahí no recordaba ver a ningún espantapája...
La imagen en mi mente de un campo abierto, un granero y un hombre con un atuendo parecido al de un espantapájaros apareció en mi mente. Era parecido a un sueño o un recuerdo, después ví la imagen de un chico en el suelo siendo azotado por uno de los espantapájaros...
—Eloise —la voz de Michael sacándome de mis recuerdos me trajo al presente—, ¿Que ocurre? —de nuevo tenía ese tono de voz preocupado y esa mirada afligida.
No supe exactamente qué decir.
Estaba teniendo vagos recuerdos de lo que había ocurrido, pero no sabía si eran recuerdos o sueños.
Todo estaba confuso y nublado.
Me dolía la cabeza y me toque las cienes.
Michael me tomo el rostro con ambas manos y me hizo mirarlo.
Tenía el semblante serio y el ceño fruncido y la mandíbula endurecida.
Se veía muy guapo.
Aparte la mirada como pude.
—No se lo que pasa, no se de qué me hablas y me siento muy confundida —quise sincerarme con él.
En estos momentos no tenía ganas de pelear o protestar.
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El infierno de una rosa
RomanceEloise Edevane: Este mundo es tan perverso que puede corromperte de una y mil maneras. No es que nosotros vayamos por ese camino buscando problemas y haciendo cosas malas, a veces no tenemos opción cuando el descendiente del diablo se nos pone en el...