26. Los demonios se acercan a la rosa.

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Azriel.

Hace días que buscábamos a Eloise por cielo, más y tierra.

Armin se encargó de hackear las cámaras de seguridad desde la Van que habíamos solicitado por el equipo.

Tuvimos que dejar el hotel cuando Armin tuvo la magnífica idea de invitar a unas chicas a festejar su "fin de reserva" como él decía ya que los habían puesto de nuevo en las misiones a él y a Olaf.

Hemos estado trabajando desde la Van que estacionamos en el bosque de Glacier en un área prohibida por ser parte de la reserva natural.

Tuvimos que sobornar al guardabosques.

Armin siguió el rastro de Eloise hasta una central de autobuses, dónde subió en uno hasta llegar a la estación de Villa María.

Le perdimos el rastro hasta una vez que ella entro al pueblo.

Ahí no habían cámaras.

Que conveniente.

Según la investigación de Armin, se habían reportado desapariciones en ese lugar.

Las cámaras volvieron a capturar a Eloise de nuevo en una parada de autobús. Y justo cuando ella abordo uno,  no pudimos pasar por alto el hecho de que muchas camionetas negras se dirigieron hacia el pueblo.

Armin saco el número de placas pero no aparecieron en el sistema.

Estaba oculto.

Pero no había sistema que él no pudiera violar para conseguir esa información sobre las placas.

Aunque le costaría trabajo.

—Les dije que alguien estaba detrás de ella. Seguramente esas camionetas fueron al pueblo y quienes fueran que estuvieran abordo iban a por ella —habia dicho él.

Y pensar que estuvieron a nada de dar con ella.

Seguimos el rastro de ella hasta un pueblo de New Castle, dónde la perdimos de nuevo.

Fue ahí donde entro Olaf y comenzó a hacer la investigación de campo.

Para eso tuvimos que movernos con la Van por carretera hasta que optamos por cambiar de vehículo.

Dos días y medio después estábamos en New Castle.

Olaf y yo fuimos a investigar.

El primer día no encontramos nada.

El segundo tampoco.

Y no se veía en las cámaras de seguridad las cuáles eran escasas.

Al parecer el pueblo de New Castle era un lugar tranquilo.

Lo único malo que había ocurrido era la desaparición de unos chicos de los cuales nunca se supo nada, eso fue hace meses.

Pensamos que uno de ellos podría ser Eloise, ya que se mencionó que una de ellos era una chica que vivía ahí pero no supimos nada al respecto.

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Regresamos a la casa rodante que habíamos alquilado por unos días.

Teníamos la esperanza de que ella siguiera ahí en New Castle. Pero no pudimos dar con ella incluso si sobornamos a un par de personas.

Al entrar a la casa rodante vimos a Armin tecleando rápidamente en su monitor.

—Deberiamos decirle a Aleksandr que aún no encontramos nada, tal vez pueda mandar apoyo de inteligencia...

—¡Bingo! —el grito de Armin nos hizo ir rápidamente a un lado de él.

El infierno de una rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora