Bailar con Piero es como bailar con el diablo. Por lo menos yo lo siento así, porque sé que hago mal. Siento la mirada de todo el mundo en mí.Es un poco incómodo al principio porque la canción que suena es Gitana de Willie Colón, que tiene una introducción lenta. Y una melodía lenta conlleva a un baile más personal. Me toma de la cintura para juntar nuestros cuerpos, y yo estoy muy decidida a probarle algo a Aaron como para acobardarme ahora. Una vez que suenan las trompetas, la gente se emociona lo suficiente y dejan de prestarnos atención.
Miro a Carla, que me sonríe y alza los pulgares. Está bien, puedo hacer esto.
Piero sabe bailar, le daré eso. Y es muy rápido, me da vueltas y guía los movimientos como un profesional. Aunque necesito unos instantes para acoplarme a él, para poder adivinar su siguiente movimiento. Bailamos juntos toda la canción. Su mano en mi cintura viene y va, y no es cálida como la de Aaron, pero tiene un agarre firme. Es increíble, por otro lado, que yo pueda bailar tan cómodamente con tacos.
—Aaron se está retorciendo en su lugar, para que sepas. Pero no mires.
No lo hago. Estoy sorprendida de que Piero tenga las mismas intenciones que yo. Creo.
Me atrae más a su pecho—. Ahora sonríe, sonríe. Así. Se está poniendo rojo el idiota.
—¿Por qué haces esto? —le pregunto mientras pongo la mejor sonrisa en mi rostro.
—¿Qué, no quieres que te ayude? —Se ríe.
—No es eso. ¿Por qué quieres ayudarme? No es por ofenderte, pero casi no nos conocemos. Yo apenas sé tu nombre.
—Estoy haciendo una buena acción, Sara. Es mi, ah, propósito de año nuevo. Además —Me da otra vuelta. Parece que para el final de la noche voy a estar totalmente mareada—, te estaba buscando.
—¿A mí?
—Sí, princesita incaica.
No sé si lo dijo con intención de burlarse de mí o de halagarme, pero lo ignoro.
—Mira, no me conviene mucho que estés enojada con Aaron. Gira.
Ay, señor.
—Y menos cuando la razón es Isabel. No dejes que ella le meta ideas en la cabeza.
—¿Dónde aprendiste a bailar así?
—Isabel es como una telaraña. Está haciendo que Aaron se meta en problemas ajenos, porque es muy bueno y no sabe decir que no.
—Aaron dice que son temas personales de Isabel.
—De Isabel, no de Aaron.
—¿Y por qué eso no te conviene?
—No te preocupes por eso.
—¿Qué pintas tú en todo esto?
—Las palabras van al aire, las lágrimas al mar, pero el amor cuando muere, dime nena, a dónde va, dime gitanita —canta. Está ignorando mi pregunta. Toma mi cintura de nuevo.
¿Qué significa que Isabel es como una telaraña? ¿En qué problemas se está metiendo Aaron?
Después de un momento vuelvo a intentar:
—Esto tiene que ver con que él la haya metido a la fiesta sin invitación, ¿no? Y que ella haya usado mi nombre.
—Muñeca andina, te estás metiendo en terreno peligroso.
—Casi me hace pensar que en realidad te preocupas por tu primo. Pero a ti te gusta meterlo en problemas.
—No soy tan gracioso cuando me enojo...
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Fantasía en Delirio
RomanceEs el verano de 1993 y Sara pasa sus días en casa, donde nunca sucede nada. Porque en la vida de sara no suele pasar mucho. Aunque antes no era así; antes ella estaba enamorada. Aaron, hijo de los Larsson, fue su primer flechazo. Él nunca le prestó...