El destino es una cosa increíble.

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[ Capítulo 1 ]





Wang Yibo era un oficial joven de 25 años que vivía una vida tranquila apostado en una pequeña caseta cerca de la comisaria principal de la pacifica ciudad de Chongqing. Se había graduado con honores a los veinte años de la escuela de sub-oficiales y había pedido su traslado desde su pequeña comunidad a las afueras un año después, permaneciendo en guardia contra los malos y haciendo sus recorridos diarios con su formal uniforme de trabajo que le quedaba tan bien.

Nadie podía decir nada malo sobre él. Los vecinos y compañeros de trabajo lo querían y estimaban mucho, porque a pesar de ser un Alfa dominante y tener una expresión seria casi todo el tiempo, más esa esencia fuerte y sensual, era muy amable y nada engreído. Jugaba y hablaba con los niños, ayudaba a cualquier Omega que se encontrara solo por las noches y los acompañaba a casa, o ayudaba a las abuelitas a llevar las bolsas. Todo un ejemplo de como un verdadero hombre y Alfa caballeroso debería ser.

Las señoras y Omegas estaban encantadas por su físico y su rostro, los hombres Betas y Alfas, lo admiraban por ser un hombre virtuoso y trabajador. Ninguno podía entender, por qué un Alfa tan apuesto y con tantas cualidades podía aún permanecer soltero. Las señoras intentaban buscarle casamenteras de vez en cuando, cosa que él rechazaba educadamente, o los padres pedían reuniones para que conocieran a sus hijos o hijas Omegas, las cuales también declinaba.

No es como que Yibo quisiera ser un soltero toda la vida, pero creía que en asuntos del corazón, debía seguir a su instinto y esperar. Esperar por el o la Omega que su Alfa quisiera tomar, querer y proteger.

Así que solo vivía su vida en tranquilidad, amando su trabajo y los beneficios de la vida adulta.

Era una mañana tranquila cuando su sueño fue interrumpido por golpes, más fuertes de los que deberían ser, en su puerta de entrada de su pequeño, pero cómodo departamento. Miró el reloj sobre la mesa de noche con un solo ojo, marcaba las seis de la mañana. Molesto. Porque era su día libre y Wang Yibo amaba dormir hasta las doce cuando no estaba de servicio.

Se levantó cuando la puerta sonó otra vez, poniendo perezosamente su polera negra y yendo hacia la entrada. Un aroma delicado y achocolatado entró por su nariz, haciéndolo sentir a gusto y también un poco excitado. Su Alfa, siempre calmo, se estaba removiendo algo inquieto. Extraño.

¿No había sentido ese aroma antes en algún lado?

Lo ignoró de momento y abrió la puerta. 

La persona afuera se tensó un momento al verlo y luego se cruzó de brazos. Yibo lo miró de pies a cabeza con el cabello desaliñado. Era un hombre alto, de cabello negro peinado con gel hacia atrás y piel bien cuidada, tenía los labios rosados y un bonito lunar bajo ellos, pero su ropa... Vestía un traje de tres piezas negro, corbata y un abrigo sobre los hombros, también gafas de sol. No había sol y estaba a punto de llover.

Lo miró un momento con los ojos entrecerrados y esa persona se mordió ligeramente el labio inferior antes de fruncir más el ceño y hablar.

- Umm, hola. Disculpa la molestia.

Yibo lo miró de nuevo - ¿Quién eres?

Fue el hombre hermoso, pero extraño el que lo miró ahora y apretó los labios.

- Yo... vengo a agradecer.

- ¿Agradecer? - arqueó una ceja.

- Hace frío aquí, estoy entrando.

Mi peculiar Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora