Nuestro anhelo.

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[ Capítulo 28 ]





Había pasado casi tres semanas desde la visita inesperada de Wang Lang y de que ambos, llegaran al acuerdo de enlazarse en el próximo celo de Xiao Zhan. Sus rutinas habían sido normales después de eso, aunque Yibo pensaba que, después de decidirlo y darle rienda suelta a su Alfa, éste, se había vuelto completamente loco.

Claro, él y Xiao Zhan siempre habían sido apasionados, el sexo era algo importante en su noviazgo y en sus rutinas, eso lo sabía y por supuesto que le encantaba, pero últimamente, ¡No habían logrado despegarse casi para nada!

Sexo en la cocina, sexo en el piso, sexo en el sofá, sexo en la cama, en la ducha, en la entrada, ¡En su sagrada caseta policial! Había perdido totalmente el decoro y había tirado por la borda años de entrenamiento militar y disciplina. No le encontraba explicación a tanta calentura, es decir, sabía que deseaba a Xiao Zhan todo el tiempo, pero antes, al menos podía refrenarse a sí mismo. Ahora en cambio, tan solo le bastaba una mirada coqueta de su Omega para ceder y caer rendido en la lujuria.

Le parecía, que cada día Zhan estaba más hermoso, más erótico y más adorable. Su aroma era intenso, achocolatado y cremoso, incitándolo siempre a estar cerca, besarlo, abrazarlo, comerlo. Sus ojos llenos de un brillo especial que no podía descifrar, pero le encantaba. Zhan estaba siendo tan dulce y afectuoso que estaba perdiendo la cabeza.

Y claro, como estaba tan irresistible, cada vez que lo veía, quería saltarle encima.

Como ahora, que había ido a verlo a su turno en su pequeña caseta, vistiendo su ropa ancha para estar perezoso en casa, ¡SU ropa! Su cabello despeinado, lleno de su aroma residual de aquella prenda que se puso ayer por la tarde y anoche, viéndose tan exquisito y soso. Wang Yibo amaba cuando su Omega se ponía su ropa. Así que, cuando lo vio y como Jackson no estaba, y como también, había perdido la razón, cerró la puerta y se llevó a su Zhan a la parte de los casilleros para devorárselo.

En este momento, lo tenía de espaldas a él y presionado contra los casilleros de metal, el pantalón de deportes en el suelo junto a la ropa interior, mientras Zhan se sujetaba como podía y sus nalgas rebotaban contra la pelvis poseída de su Alfa. Yibo lo sostenía fuerte de la cintura con su uniforme desordenado, mirando como entraba y salía de esas abundantes posaderas y se perdía, tanto ahí como en su mente obnubilada por el placer.

- ¡Ahh! Nghh~ Yibo... ¡Joder, Alfa~! Tan bueno... Mnghh...

- Ahh~ Mi Omega, hueles tan bien. No me puedo controlar - llevó sus manos a las de Xiao Zhan, envolviéndolas por el dorso y pegándolas al metal, hundiéndose en su cuello y nuca, absorbiendo el aroma mientras le picaban las encías.

Quería más que nada clavar sus dientes ahí. 

- ¡Anghh~! Yibo, yo... Ahh! Me voy a... venir~ 

- Yo también... Haa~ Voy a llenarte tanto, Zhan-Ge. 

- Mnghh~ Sí, Yibo... ¡Ahh! Dámelo, dámelo todo. 

Yibo se apegó tanto a él que todo el cuerpo le dolía, pero a Xiao Zhan no le importaba, porque estaba igual o más caliente que su propio Alfa, perdiendo la cordura entre gemidos y sudor. Sintió a Yibo gruñir fuerte y guturalmente en su cuello, viniéndose y anudándose en él, mientras él mismo, se corría y manchaba todo el metal de color azul frente a él. Yibo apartó su rostro en el último momento para evitar la nuca, apretando tanto los dientes que sintió un poco del sabor a metal, pero nada de eso importaba, porque el orgasmo fue increíble. 

Mi peculiar Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora