Anécdotas del sexo IX.

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[ Uniforme ]




Zhan jugó con las esposas en sus manos un poco nervioso por las expectativas de un juego que deseaba y le avergonzaba de la misma manera. Yibo había ido a tomar un baño para luego ponerse el uniforme y regresar con su esposo para comérselo. Zhan tembló de solo pensarlo. En serio extrañaba mucho ver a su esposo con su uniforme, siempre había pensado que realmente lucia guapo con él, tan serio, varonil y fuerte, como cálido y amable.

Además... ¡Jodidamente sexy!

Tragó y apretó las esposas, sin saber si desnudarse de una vez y esperarlo con piernas abiertas, dispuesto y todo, o esperar a que lo hiciera él mismo, ya que sabía cuánto le gustaba a Yibo jugar con él en el juego previo. Esto de las esposas también era nuevo, ni siquiera sabía cómo utilizarlas, si bien, habían jugado una vez en la caseta policial con ellas, ahora que era algo que habían tranzado de ante mano, se sentía muy diferente.

Miró hacia la puerta de la habitación de baño cuando sintió los pasos de Yibo y su corazón se saltó varios latidos. Ahí estaba, su oficial Wang.

Yibo ordenó las mangas del traje y le sonrió - Todavía me queda, aunque la camisa está un poco apretada en los hombros. ¿Tú qué piensas? 

Zhan tragó y bajó sus pestañas - Te queda bien, me gusta.

Yibo notó del todo ese sonrojo y esa timidez tan poco vista en exactamente este Omega, que siempre era descarado y apasionado, pidiendo sexo tanto con palabras como con acciones cada que lo quería, sin pudor ni nada. Ahora, siendo tan tímido y luciendo ansioso, tanto él como su Alfa estaban en éxtasis. Querían dominarlo, sodomizarlo y hacer que implorara en sus brazos.

Suspiró y escondió un gruñido de necesidad, acercándose a él para ponerse frente a frente y alzar su mentón para que lo mirara desde su posición sentado en la cama.

- ¿Nervioso?

Zhan lo miró y removió sus pies - Un poco. Tú realmente... te ves sexy con esa ropa.

Yibo sonrió de medio lado - También te ves sexy siendo tímido. 

- ¡No me molestes!

- ¿Comenzamos entonces?

- Mn, pero... no quiero que te lo quites.

- No lo haré, pero tu sí. Ponte de pie.

Zhan miró el rostro calmado de Yibo, pero podía sentir a través de la mordida como el Alfa dentro de él gruñía y arañaba por salir, por tomarlo y arrojarlo a la cama, someterlo y devorárselo. Su Omega ronroneó con gusto y él, solo se derritió ante esa mirada oscura y depredadora. Se puso de pie y dejó que Yibo lo besara, sintiendo un comezón placentero e indecente en su vientre.

- Alza los brazos.

Yibo ordenó y Zhan obedeció, dejando que su polera saliera mientras Yibo besaba su cuello y él suspiraba encantado entre sus brazos. El castaño tomó los bordes del pantalón de pijama y lo deslizó por esas piernas largas, dejándolo solo con la ropa interior negra.

Yibo lo recorrió con la mirada y se relamió - Eres perfecto, A-Zhan.

Zhan tembló y ronroneó - Yibo... bésame.

Por supuesto que su deseo fue cumplido, Yibo lo tomó del cuello y lo besó, suave, lento y apasionadamente, haciéndolo perder el aliento y la noción de todo lo demás, disfrutando de sobre manera el sabor y la textura de esos expertos labios gruesos. Aprovechando esto, Yibo le quitó las esposas de las manos y las manipuló a su conveniencia, buscando las muñecas de Zhan y encerrándolas entre los aros con toda la expertis de un ex oficial de policía. Luego lo tomó de la cintura y lo recostó en la cama con suavidad, alejándose para mirar ese rostro lleno de lascivia y amor.

Mi peculiar Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora