CAP.45

461 48 4
                                    

MALAK.

Tres meses antes...

Han pasado tres meses desde que llegué aquí, el trabajo y los hoteles me mantienen más ocupada de lo normal. Quisiera poder descansar un poco, pero no es posible debido a estas construcciones.

Hoy a penas tuve tiempo de pasar el día con mi nana, la llevé a pasear por Macao y conversamos en todo el camino. Compré un collar que le quedaba perfecto, a sus ochenta y cuatro años sigue siendo una mujer fuerte y eso es algo que me enorgullece.

Llegamos a casa y dejamos las bolsas de las compras sobre el sofá para que uno de los muchachos que trabajaban ahí las llevara a mi habitación. Tomé la mano de nana y la llevé a mi cuarto para seguir platicando, le ayudé a sentarse en la cama y me senté a su lado.

Chayito: gracias por llevarme a recorrer Macao, mi niña. Ahora los papeles se invierten, tú me cuidas a mí

Malak: me has cuidado desde que nací, Chayito, siempre te preocupaste por mí y ahora es mi turno. Hoy quería pasar todo el día contigo, nana. Mira, este collar te quedará muy boni...

Vi cómo mi nana se tocaba el pecho, tomó mi mano con fuerza tratando de respirar, comencé a gritar por ayuda y me quedé junto a ella mientras seguía gritando.

Malak: ¡Tú no, nana! Quédate conmigo, por favor. La ayuda ya viene en camino, solo espera un poco más, te lo ruego, abuelita

Llegaron los paramédicos a mi habitación y subieron a mi nana en una camilla, los seguí y subí a la ambulancia con ellos.

Malak: resiste, nana, quédate junto a mí. ¡No te vayas por favor!

Tomé su mano y dejé un beso en ella, me recosté en su pecho llorando y rogando porque esta fuera una pesadilla y despertar de ella, pero no fue así.

Llegamos al hospital y la llevaron a emergencias, quería entrar pero no me dejaron y me hicieron quedarme en la sala de espera. Caminaba de un lado a otro intentando llamar a mi hermano y mis padres, pero no obtuve respuesta por parte de nadie.

Julio y María se quedaron en la casa esperando noticias sobre el estado de salud de Chayito y me llamarían si alguien llegaba. Intenté nuevamente llamar a alguien pero ninguno contestaba.

No quería molestar a Jun Pyo, pero era necesario que estuviera conmigo en ese momento, así que decidí llamarle, por fin, alguien me contesta. Hasta este punto yo no dejaba de llorar, el aire me faltaba y se me dificultaba el habla.

EN LA LLAMADA.

Jun Pyo: ¿Sucede algo? Estoy muy ocupado, Malak

Malak: es mi... Mi... Mi nana, Jun -tartamudeé- Jun Pyo

Jun Pyo: voy enseguida

Colgó y yo me tiré en el suelo llorando, sé que esto no arreglaba nada y que debo estar fuerte para cuando me dejaran verla, pero no puedo hacerme a la idea de que en estos momentos la puedo perder.

Todos los recuerdos que tengo con ella llegaron a mi mente, los regalos que me dio y las veces que me consoló cuando lloraba. Todos los cumpleaños en los que estuvo conmigo, junto a Julio y María. Todas las sonrisas que siempre me sacaba. Nuestros paseos por el jardín. Cada beso que me daba en las mejillas. Todas las noches que dormía con ella por haber tenido un mal sueño. Todo eso pasaba por mi mente y no paraba de llorar.

Escuché la voz de Jun Pyo a lo lejos y lo vi correr hacia mí, me levantó y me abrazó fuerte, no pude evitar llorar más y gritar del dolor. El tan solo pensar que podría perderla me estaba desgarrando y no podía contener ese sentimiento.

𝑒𝑛𝑎𝑚𝑜𝑟𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑐𝑎𝑠𝑢𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora