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A P R I L

Photograph, Ed Sheeran

Miro mis apuntes una última vez antes de cerrar la pantalla del ordenador. Prácticamente me he pasado la mañana encerrada en la habitación estudiando y haciendo los trabajos que nos han mandado para clase. Como de lunes a jueves trabajo por las tardes las tareas de esta semana se me han ido acumulando bastante.

Vine a casa el viernes después de que mi última clase terminase. Pasé por la cafetería para despedirme de Ethan ya que tenía un par de cosas que decirme y me subí en el primer tren que pasó. Mi plan respecto a este finde era bastante diferente hace una semana, pero entonces el miércoles salí de clase, tenía una llamada de mi padre y bueno... digamos que lo de saltarse la cena no era ni siquiera una opción que me fuese a dejar barajar.

Cuando le cogí la llamada a Robert lo último que esperaba era que me dijese que los Carter iban a venir a cenar el sábado por la noche y que yo estaba obligada a ir sin discusión porque, palabras literales de mi padre, Sarah y Christopher se mueren de ilusión por verme. Y aunque en el momento en el que Robert me contó el plan fue como si una alarma se disparase dentro de mí, no iba a mentirle, yo también tenía ganas de verlos. Tengo ganas de verlos, a Sarah, Christopher, Sam y, bueno ...

—¡April! —la voz de Robert me saca de mis pensamientos—¿Puedes bajar un momento?

—¡Voy!

Apago el ordenador y tras guardar todos los apuntes en una carpeta y meter los subrayadores en el estuche bajo corriendo por las escaleras.

Cuando salto el último escalón y cruzo el pasillo para dirigirme al salón me sorprende encontrarme a Robert de pie, en mitad de la estancia y con los brazos extendidos y una sonrisa en los labios.

—¿Y bien? ¿Qué te parece?

No me puedo creer lo que ven mis ojos.

—¿Cómo es posible? ¿Lo has tenido todo este tiempo y no lo has usado nunca?

Niega con la cabeza.

—¿Te acuerdas de la limpieza de desván que hicimos? —asiento. Como no acordarme—Bueno, pues lo encontré el otro día entre una de las cajas con cosas para donar. No consigo entender cómo acabó en aquella caja, pero la verdad es que pienso quedármelo.

No he podido evitarlo y me ha contagiado su sonrisa. Le observo durante unos segundos y él da una pequeña vuelta para que pueda verlo mejor. Lleva puesto un delantal que le regalamos papá y yo en su primer cumpleaños que pasó con nosotros. De los dos, Robert siempre había tenido un verdadero arte para la cocina, así que desde el momento en el que lo vimos en un escaparate de tiendas de disfraces supimos que debíamos comprarlos. Iba a partirse de risa.

Y las carcajadas no faltaron cuando descubrió que su regalo era un delantal con un estampado del uniforme de Superman y la S de Superchef.

—¿Ese va a ser tu modelito de esta noche? —le pregunto todavía con una sonrisa—No queremos espantar a los invitados ¿o sí?

—Esa pregunta me parece ofensiva—veo como pone los brazos en jarras y a mí me parece más gracioso todavía—Sí, voy a llevarlo porque la barbacoa no se va a hacer sola. Y hablando de vestuario. ¿Qué llevas puesto, señorita?

Frunzo el ceño ante su pregunta y me miro la sudadera vieja que llevo puesta.

—Oh, esto. No te preocupes, no pensaba bajar a cenar con esto puesto...

—Más te vale.

—... todavía no me he puesto el pijama—veo como cambia su expresión automáticamente y yo hago un esfuerzo por tragarme la risa y poder parecer más seria.

Fine LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora