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Somwhere only we know, Kane.

L U C A S

Consigo lanzar un triple justo antes de que el entrenador haga usar su silbato para anunciar el final del entrenamiento de hoy. Daniel lanza un grito de celebración y se acerca para golpearme la espalda y decirme lo increíble que le ha parecido nuestra última jugada mientras el entrenador va pidiendo a gritos que no perdamos la concentración esta semana para el partido del jueves que viene.

En cuanto terminamos de recoger el material que hemos usado durante el entrenamiento voy directo hacia los vestuarios y, tras coger el neceser de mi taquilla con todas mis cosas, me encamino directo hacia una de las duchas. Me mojo la cara con agua fría y tras regular la temperatura dejo que el agua caliente resbale por todo mi cuerpo. Busco con la mirada el reloj que hay colgado en la pared  y cuando veo que ya es casi medio día suelto un suspiro. Hago un movimiento con los brazos para destensar los hombros y me relajo mientras dejo que el agua caiga sobre mí mientras intento poner orden a mis pensamientos. Esta mañana he tenido que madrugar más de la cuenta ya que ayer fue acción de gracias y hoy por la mañana tenía un par de clases así que mi hermano y yo hemos tenido que volver en coche. Aunque la noche se predijo como otro acción de gracias más con mis padres y mi hermano, terminó siendo la mejor cena de acción de gracias que he tenido jamás y todo gracias a ella. Aunque la idea de pedirle que vinieran a cenar con nosotros fue mía siento que  April hizo que fuese mil veces mejor. Volver a cenar todos juntos, recordar viejos momentos, ver cómo mi hermano y April se alían para reírse de mí, la música de mi madre sonando de fondo, nuestros padres hablando de sus cosas y nosotros tres en el sofá... Todo eso hizo que volviese a sentir que estaba en casa. April y yo hablando entre susurros, nuestras piernas entrelazadas bajo la manta, yo pidiéndole bailar, su cabeza sobre mi pecho y los dos sobre la nieve fue lo que hizo que sintiera que por fin volvía a encajar en algún sitio.

Me enjabono el pelo con más brusquedad de lo normal para intentar apartar todos esos pensamientos de mi mente y centrarme en otra cosa porque ese es mi maldito problema, que no dejo de pensar en la noche de ayer y en la tarde de hoy y , cuando lo hago, algo estúpido y sin sentido se me remueve en el estómago.

En las últimas veinticuatro horas ella ha sido el noventa y nueve por ciento de mis pensamientos.

Cuando salgo de la ducha para vestirme Daniel y Ben son los únicos del equipo que quedan por aquí.

—... del próximo partido.

— Es lo mismo de todos los años — Daniel se encoge de hombros.

— Está bien, allí estaré — añade Ben.

—¿Vendrás, no?

Me pongo unos pantalones limpios. Al ver que ninguno sigue con la conversación giro la cabeza y me encuentro con que ambos me están mirando.

—¿Qué?

— Mi padre trabaja en una de las mayores empresas de gastronomía del país   — Explica Daniel — Todos los años organiza una fiesta benéfica el primer sábado de diciembre. No es mucho, preparan un buen cátering y siempre contratan a algún tipo para que se encargue de poner algo de música. Por lo demás ya sabes, gente importante con gente importante. Cada año el dinero recaudado va destinado a una organización distinta y este año les gustaría que fuéramos todo el equipo.

— ¿Tu padre trabaja en una gran empresa? — pregunto.

—Sí. Bueno, digamos que es algo así como el jefe — se encoge de hombros como si quisiera restarle importancia.

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