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Don't hold me, Dean Lewis.

L U C A S

—¡Buenas noches!

Cierro la puerta de mi habitación a mis espaldas y las voces de mi familia pasan a un segundo plano. Hemos vuelto de la cena en casa de Robert y la verdad es que hemos hablado mucho más de lo que realmente esperaba. Bueno, tenía clarísimo que mi madre se iba a pasar la noche haciéndole preguntas a April y diciéndole o cambiada que estaba, aunque esto último si que era verdad. Estaba algo distinta a como la recordaba, y ya no solo físicamente. He de confesar que no he sido la persona más habladora esta noche, pero he observado bastante bien y me he fijado en varias cosas.

La primera, tal y como ha dicho mi madre, es que los sofás no son los mismos. Creo que la naturaleza de las cosas es que sigan su curso y vayan cambiando, pero cuando he atravesado la puerta igual que había hecho cientos de veces cuando era pequeño y lo primero en lo que me he fijado ha sido ese minúsculo detalle, ha sido como si algo dentro de mi fallase. Un pequeño golpe de realidad ¿Qué esperaba? En el fondo, me ha parecido una estupidez por mi parte sentirme así.

Lo segundo que he notado es que Robert es feliz. No era algo que no esperaba ver, sabía que era feliz, siempre lo ha sido... Pero después de todo lo que sucedió y más que yo me habré perdido, lo he visto feliz. Y eso también me ha hecho feliz.

Y lo tercero, April.

Está distinta, lo sé. Y no solo porque lo haya repetido mi madre incontables veces. Es como si en las pocas veces que la he visto desde que estoy no hubiese sido consciente de ello. A ver, la primera vez que la vi en su casa me fijé en que tenía el pelo mucho más corto, pero ahora me he dado cuenta de que no es solo eso. Sigue siendo castaña, pero la tonalidad es mucho más clara. Su mirada parece mucho más intensa. Me acuerdo de que cuando éramos pequeños solo con mirarla ya sabía que era lo que estaba pensando, pero ahora su mirada parece mucho más expresiva, como si hablase por ella... Ha sido algo casi hipnótico. También he notado que está algo más alta, aunque yo le sigo sacando una cabeza.

Pero hay algo más, algo en ella, en su personalidad, que me dice que ya no es ella. O al menos no como la solía conocer yo. Solía. En pasado. No me gusta como suena. ¿Y ahora? ¿La conozco?

Me quito la ropa y me pongo el pijama para poder meterme dentro de la cama. Todavía sigo escuchando las voces de mis padres susurrando en el salón y comentando la cena de esta noche cuando me meto en mi cama. Me quedo mirando el techo con las manos detrás de la nuca y pensando en como la noche ha ido muchísimo mejor de lo que esperaba. Esperaba una comida algo tensa, con las voces de nuestros padres de fondo mientras Sam y yo intercambiábamos un par de miradas y April contestase a las preguntas de mis padres con monosílabos y trataba de ignorarme, porque siendo sinceros, las veces que nos hemos visto en la universidad o en su trabajo he tenido la sensación de que no era su persona favorita. Pero tampoco se que pensar, porque pienso en la semana pasada, los dos hablando en aquel parque de siempre, y me siento mejor que nunca.

Intento dormirme cuando las voces de mis padres han cesado. Cierro los ojos y me acomodo la almohada, pero a medida que van pasando los minutos estoy cada vez más inquieto. No puedo dormir y no dejo de dar vueltas en la cama mientras veo las horas pasar en el despertador que hay en mi mesita de noche. Pasan la una, las dos... incluso las tres de la madrugada cuando decido que no puedo más.

Me incorporo y suspiro algo frustrado mientras estiro el brazo para coger el teléfono. Lo desbloqueo y empiezo a cotillear en redes sociales. Veo algunas fotos de gente que he dejado atrás en Australia, compañeros de clase, del equipo de baloncesto... pero no me dicen nada. Sí, quizás un poco de nostalgia, pero no me entristece no estar allí con ellos. Y me siento mal, porque se portaron muy bien conmigo, pero la verdad es que siento que en el poco tiempo que estuve allí no llegué a conectar con nadie como lo hice estando aquí.

Fine LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora