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2011, 5 Seconds Of Summer


A P R I L


—¿Estás bien?

—Sí.

—No lo parece.

Victoria y yo seguimos caminando por los pasillos de la facultad. A primera hora de la mañana he tenido uno de los exámenes que me ha estado consumiendo completamente esta semana y la verdad es que ha sido mucho peor de lo que esperaba.

—El examen ha sido un desastre.

—¿Y estás segura de que es solo por el examen?

Levanto la mirada, que hasta ahora la he tenido clavada en el suelo, y hago contacto visual con mi compañera de piso. Me está mirando en busca de una respuesta porque muy en el fondo sé por qué me está preguntando eso.

—Sí, claro. Está todo bien.

Pero la verdad es que no. Llevo ya casi dos semanas intentando ponerme en contacto con mi mejor amiga, pero no responde. Y lo peor de todo es que sé que no le ocurre nada porque la he pillado más de una vez en línea.

—No te creo, pero está bien. Si no quieres decírmelo no voy a obligarte.

Me fijo en ella, en su expresión y en cómo lo ha dicho pues parece estar muy lejos de enfadarse conmigo, y aunque agradezco que no me presione, una pequeña parte de mi se siente mal por no contarle nada porque ella parece muy dispuesta a escucharme.

—¿Te apetece que esta noche veamos una peli?

—Si claro, pero esta vez elijo yo. No pienso ver una de tus películas.

—¿Perdona? ¿Qué quieres decir con una de mis películas? —me hago la ofendida.

—Oh nada, pero esta vez me toca a mí. Necesito ver una de esas comedias basura del catálogo de Netflix.

Suelto una carcajada y seguimos caminando hacia la cafetería de la facultad. Como hoy he terminado más pronto de lo previsto y tengo tiempo hasta que sea la hora de irme a trabajar hemos decidido quedarnos a comer por aquí.

Cuando entramos en la cafetería hacemos unos minutos de cola y tras servirnos el menú del día que esta vez parece tener mejor pinta, nos sentamos en una de las pocas mesas que quedan libres.

—¿Ya sabes que vas a hacer este fin de semana? —pregunta Victoria mientras nos sentamos y dejamos las bandejas de comida sobre la mesa.

—Creo que esta vez voy a bajarme a casa.

Parece que aquello le pilla por sorpresa.

—¿Estás segura?

—Sí. Si no me dejo ver por allí, es muy probable que Robert me desherede. Además, el pobre no se lo merece y le echo mucho de menos.

—Que bonito. A veces olvido lo que es hablar el idioma de familia estructurada.

Victoria no habla mucho de su familia, pero sé que apenas habla con ellos y que, en el momento en el que tuvo la oportunidad de salir de su casa, hizo las maletas y no volvió. Bueno, también se que ha ido en alguna ocasión muy puntual, pero normalmente suele evitarlo. Por lo que suele comentar, nunca se llevaron muy bien y al parecer el ambiente se volvió todavía más incómodo porque sus padres no consiguieron entender el término asexual.

—Bueno, sabes que puedes venir cuando quieras.

—Oh, no te preocupes por mí, podré aguantar un fin de semana sin morir en tu ausencia.

Fine LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora