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L U C A S

Walking in the wind, One Direction

Llego a casa arrastrando la maleta después de un fin de semana tranquilo en casa de mis padres. He dejado hace un par de minutos a April en su casa y después de asegurarme trescientas veces que estaba mejor de lo que ella misma creía que estaría, la he dejado salir del coche. Bueno, en realidad no me ha dejado opción porque creo que me he pasado un poco de pesado y la pobre ha estado a punto de perder los nervios conmigo.

Entro directo en mi habitación, dejo la maleta en una esquina y me dirijo hacia la cocina. Abro la nevera y meto todos y cada uno de los miles de tapers que mamá me ha preparado y me caliento uno de ellos. Ni me molesto en buscarme un plato, me siento en la mesa y empiezo a comerme las sobras de macarrones que a las ocho de la tarde me saben a gloria. No han transcurrido ni dos minutos cuando la voz de mi hermano me indica que ya está en casa.

—Hey, ¿cómo ha ido el fin de semana? ¿Papá y mamá están bien? —pregunta Sam al verme sentado. Se acerca hacia uno de los cajones de la cocina, coge un tenedor y tras sentarse frente a mí, se lleva un par de macarrones a la boca.

—Ya sabes cómo son—me encojo de hombros—No han dejado de preguntar por absolutamente todo. ¿Y tú?

—Bien. Ayer me fui de cena con un par de amigos.

Asiento con la cabeza, pero toda mi concentración está puesta en el plato de macarrones.

—¿Va todo bien?—pregunta Sam. Cuando alzo la vista lo veo con esa mirada de intentar buscarle una respuesta a todo.

Frunzo el ceño.

—Claro ¿Por qué tendría que ir algo mal?

—Pareces pensativo.

—Bueno, estoy pensando en comerme estos macarrones —me encojo de hombros y le dedico una inocente sonrisa que ni yo mismo llego a creerme.

—Esa sonrisa no te va a funcionar conmigo. ¿Qué pasa?

—Nada.

Le miro fijamente y durante unos segundos nos sostenemos la mirada. No sé de qué me sirve intentar convencerme de que en estos momentos todo va bien cuando mi cabeza es un torbellino de pensamientos e inseguridades y es evidente que mi hermano tampoco me cree.

—Verás yo...—trago saliva y me doy unos segundos para pensar cómo narices voy a decir esto sin sonar como un auténtico gilipollas — El viernes estaba con April en el coche. Estuvo esperándome hasta que acabase el entrenamiento para irnos los dos juntos. Estábamos de camino cuando Robert la llamó y resumiendo, su mejor amiga le ha dado plantón.

—¿Plantón? No entiendo.

— Pues que se ha largado, así sin más. April dice que llevaba una temporada que sentía que pasaba de ella y no le hacía mucho caso, que la evitaba. Robert la llamó porque acababan de vender su casa.

—¿April no lo sabía?

Niego con la cabeza. Veo la expresión horrorizada en el rostro de mi hermano y es inevitable que me sienta como una mierda de persona, porque al fin y al cabo, yo hice exactamente lo mismo.

—¿Y cómo está ella?

—Dice que está mejor de lo que esperaba, aunque al principio se cabreó bastante. Creo que una parte de ella se lo esperaba.

Mi hermano me está contemplando con esa expresión de "cuéntame más porque sé que quieres llegar a alguna parte con todo esto" y la verdad es que tiene razón. Llevo todo el fin de semana dándole vueltas a la situación de April y sintiéndome como una mierda porque, me guste o no, esta situación ya la he visto antes.

Fine LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora