Segunda parteEmpty chairs, Don McLean.
Todo a mi alrededor daba vueltas.
No recuerdo mucho de aquel momento, pero sí puedo recordar esa sensación vertiginosa que sentí en el momento en el que Sarah pronunció aquellas palabras.
"No saben qué ha pasado" "Cielo, se trata de tu padre" Tenía esas dos palabras grabadas en mi memoria, se repetían en mi cabeza una y otra vez. Era un bucle constante.
¿Qué le pasaba a mi padre? Mi padre estaba bien. Habíamos hablado esta mañana, me había hecho un par de trenzas, me había dado un beso y yo le había dado un abrazo. Se iba a trabajar. ¿Cómo no iba a estar bien? No tenía ningún sentido. Aquello debía de tratarse de un error.
Pero entonces, ¿Por qué había llamado Robert? Él nunca diría una cosa tan cruel. No.
Recuerdo notar movimientos a mi alrededor. La gente hablaba, había cierto murmullo, lo sé porque lo veía con mis ojos. Pero no estaba escuchando nada.
"No saben qué ha pasado" "Cielo, se trata de tu padre".
No sé cómo sucedió ni sé cuánto tiempo transcurrió, pero cuando me quise dar cuenta estaba enfundada en mi abrigo en el asiento trasero del coche de Christopher y Sarah. Tampoco recuerdo quién de los dos conducía. Solo puedo recordar la sensación de vacío que había en aquel vehículo en comparación con la ida. No había música, no había risas, no estaba Sam, ni tampoco Lucas.
Lucas...
Sentía que estaba encerrada en una burbuja. No sabía que estaba pasando ni sé lo que sucedía a mi alrededor pero mi cabeza era todo un torbellino de pensamientos. Había discutido con Lucas y sus palabras y la furia con la que había pronunciado todas y cada una de ellas todavía me dolían en el pecho. ¿Él se sentiría así? ¿Se arrepentiría de algo? ¿Yo debería arrepentirme? No, seguro que no. Seguro que aquella discusión que habíamos tenido le era algo indiferente, del mismo modo que había hablado con su amigo...
Entonces, en el momento en el que vi por la ventanilla del coche el cartel de urgencias del hospital, fue como si la burbuja en la que me había visto envuelta desapareciese. Explotó.
Entendí que estaba en el hospital. Había ocurrido algo. A mi padre le había ocurrido algo.
Empecé a sentir como las pulsaciones de mi corazón se disparaban en el segundo en el que salí de aquel coche. Christopher me cogió la mano y tiró de mí mientras Sarah iba por atrás maldiciendo y diciendo cosas que ni siquiera llegué a entender. Quizás estuviese hablando por teléfono.
El miedo me inundó el cuerpo entero. La entrada estaba llena de ambulancias, agentes de policía, gente entraba y salía corriendo; médicos, auxiliares, familiares... y cuando entramos dentro todo era caos.
Miré a mi alrededor y sentí el miedo más real que nunca. Ni siquiera era capaz de escuchar mis propios pensamientos. La recepción de la entrada estaba llena de gente, médicos pasaban corriendo y transportando materiales de un lado a otro, camillas con pacientes entraban y salían. Había gente sentada en la sala de espera, personas hablando, otras llorando... Tragué saliva.
Christopher me arrastró hasta uno de los paneles que habían colgados en la pared, junto al ascensor. Desvié la mirada hacia él, pero sus ojos se movían con rapidez leyendo todas y cada una de las indicaciones mientras que yo luchaba por intentar calmar el remolino de emociones que empezaba a crecer en mi estómago.
En el momento en el que las puertas del ascensor se abrieron, una marabunta de gente salió y Christopher tiró de mí hacia dentro. Estaba lleno de gente y todos hablaban a la vez. No entendía que decían ni que estaba pasando, pero conseguí distinguir la figura de Sarah, quién también se había subido al ascensor, detrás del todo. Estaba mirando al techo y su cara no tenía buen aspecto. En realidad, la cara de nadie tenía buen aspecto.
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Fine Line
Teen FictionApril siempre había sido una niña bastante tranquila. Lucas, en cambio, un auténtico terremoto. April amaba ver películas viejas con su padre. Lucas adoraba jugar al baloncesto. Cuando se conocieron, ninguno de los dos se imaginó que sería el pr...