¿𝗝𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀? || 𝗛𝗲𝗻𝗿𝘆 𝗗𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿

Hera

Julio

El mes empezó con un show muy lindo de fuegos artificiales, promocionado por el vicealcalde. Unos ciudadanos se preocuparon por sus mascotas, y otros solo disfrutaron el espectáculo gratis.

Con Henry y ___

Los chicos, luego del show, se dirigieron a la casa del rubio.

Al entrar al cuarto, el chico acercó más a la chica hacia él y, mientras que la llevaba a la cama, la empezó a besar.

—Dame un segundo —lo detuvo.

—¿Qué?

—Voy a poner mi teléfono en silencio.

—Mejor solo di eso.

Una sonrisa salió se expandió más por la cara de la adolescente. Dejo su teléfono en la mesa de noche y volvió a juntar sus labios con el chico guapo que estaba al frente suyo.

{...}

A la mañana siguiente, en la casa de los Hart, solo se encontraban cuatro personas.

Piper.

—¿Qué haces aquí?

Jasper.

—Henry me pidió que viniera.

—Ah —asintió, entendiendo la situación—, esta en su cuarto con ya sabes quién.

—¿Puedes pedirle que baje?

—No, estoy segura que en un rato baja.

—Okey.

Ella traía su cabello rubio recogido. Usaba una pijama que había comprado días antes en compañía de su mejor amiga.

Se había levantado hace un par de minutos. Bajo porque tenía un poco de sed y justo antes de volver a su habitación, escucho el timbre de su casa. La abrió y se encontró con unos ojos que brillaban poco, pero para ella eran todo.

Después de la breve conversación que tuvieron, la chica se fue a la cocina, de nuevo, por una fruta.

El chico estaba nervioso, y tenía mucho miedo, pero sabía que situaciones así no las podía evitar, ya que siempre supo en los riegos en los que se metía.

Desde que la vio quería decirle muchas cosas, mas sabía que después se terminaría arrepintiendo, así que prefirió decir la verdadera razón por la que estaba ahí.

—Perdón por hacerte esperar —Henry—. ¿Nos vamos?

—¿Y ___?

—Te cuento en el camino.

Ambos chicos salieron de la casa, dejando un poco confundido a Piper por el hecho de que su amiga no había bajado junto a su novio.

Lunes 9 de julio

En la casa de ___

Últimamente los casados estaban pasando por unos problemas que poco a poco fueron siendo muy notorios.

Al inicio, solo tenían unos pocos desacuerdos, pero ahora era raro que Ray viniera a cenar y dormir a la casa.

—¡Te lo dije la otra vez!

—¡Claro que no!

—¡Sí, pero estabas muy ocupado viendo tu teléfono!

—¡Estaba trabajando!

—¡¡Todo el día trabajas, hasta los domingos. Jamás tienes tiempo para estar acá!!

La pelea sucedía en la sala de la casa, y los chicos, desde la habitación del hermano mayor, podían escuchar todo lo que se decían.