stalker

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Narrador Omnisciente

Sábado 21 de enero
(06:23)

En la cueva

Era normal que los fines de semana hubiera un descanso de horario, con preferencias a los empleados para llegar máximo a las diez de la mañana, ya que también los criminales descansaban los sábados por la mañana; sin embargo, dos adolescentes fueron citados ese día muy temprano.

—¿Por qué nos citaste tan temprano? —preguntó ___. Estaba apoyada en la pared del elevador con los brazos cruzados. 

 Traía puesto ropa ligera por petición de Ray.

—Es sábado, nos dejas entrar tarde los sábados —comentó Henry que estaba al costado de la chica—. ¿Es por lo que pasó ayer?

—¡¡No es por lo que paso ayer!! —gritó alterado—. Estoy seguro que acordamos en no hablar de lo que paso ayer.

—No —respondió su hija con una sonrisa—, ese fuiste tú. Llegaste a la cueva y nos pediste que no habláramos de eso.

—¡¡Nadie hablara de lo que paso ayer!!

—Amigo... solo —intentó aguantar la risa—... es algo que nos puede pasar a cualquiera.

—¡¡Soy la burla de Swellview!!

—Te quería avisar, pero dijiste: «Escucha, sé que eres nueva con todo esto, aunque sientas que no porque haz estado en la cueva todo este tiempo; pero acá, en la vida real, es muy duro el asunto, así que te enseñaré como hacerlo, porque soy un experto en todo lo que es calle» —citó al pie de la letra la chica ganando una risa de parte de su novio y una cara molesta de su padre.

—¿Cuándo te lo aprendiste? —preguntó serio.

—En la madrugada —contestó con una sonrisa—. Y cuando iba a decirte que habían trampas me callaste y dijiste: «___, por favor. Silencio. Nos pueden escuchar. Mira y aprende. Si quieres anota.»

—Ella respondió: «No grabo porque no quise traer mi teléfono» —continúo Henry con una sonrisa.

—Y tú dijiste: «Como quieras.»

—Después abriste la puerta, entraste y activaste el sistema de seguridad.

—Y ahí fue donde por fin pude decirles: «Iba a decir que tengan cuidado porque en este lugar hay una cuerda que activa un sistema de seguridad muy peligroso.»

—Luego saque mi teléfono y comencé a grabar como te tiraban dardos, mantequilla y plumas de distintos colores —termino Henry cayendo un ataque de risas junto a su novia.

—No me parece chistoso —comentó cruzando los brazos mientras que miraba a los chicos molesto—. ¿Cuándo aprendieron todo eso? ¿Durmieron?

—No mucho —respondió la chica entre risas—, pero valió la pena.

—Valió la pena —repitió entre risas el chico.

Se quedó en silencio escuchando como se reían de él, hasta que en su límite, agarró la muñeca de su hija y la hizo pararse al frente a suyo para que pudieran pelear.

—Entrenamiento —avisó Ray—. Empieza y con el dolor aprenderás.

—Ray, está bien caer en las trampas algunas veces —Henry intentó calmarlo.

—¡¡No!! —gritó molesto viéndolo—. ¡¡Sé que ustedes enviaron el video a las noticias!! ¡¡Volví a ser el chiste de la ciudad!!

—Jamás dejaste de serlo —comentó ___ con una sonrisa.

¿𝗝𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀? || 𝗛𝗲𝗻𝗿𝘆 𝗗𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora