¿Quién eres tú?

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Capítulo 1: "UNA MUJER ENTRE SOMBRAS"
by Laura.

El sol de la tarde cae lentamente sobre la ciudad. En un pequeño apartamento cercano al centro, el frescor de la noche se deja sentir, aliviando en parte del calor opresivo que ha invadido durante todo el día la única estancia de la casa. Pero es una tregua breve; la mujer que vive allí sabe que por muchas ventanas que abra nada le va a librar de los rigores de un verano que tiene prisa por llegar.

La primavera ya es historia o sería mejor decir que nunca existió no sólo en lo que al clima se refiere. Beatriz Pinzón siente su ánimo más pesado que nunca mientras se encamina hacia la puerta de entrada y sin preguntar, abre, pues sabe de sobra de quien se trata.

En otro momento se hubiera alegrado ante la idea de recibir el abrazo cálido de su amigo Nicolás y de escuchar su voz casi siempre risueña y despreocupada. Él es el responsable de las pocas risas, de los pocos buenos momentos de los que ha disfrutado en el último año, como lo fue también de los buenos momentos que hubo en el pasado, por eso siempre se alegra de verle.

Hoy sin embargo, esa visita intempestiva no augura nada bueno. Así que cuando Betty abre sin ganas la puerta y ve la preocupación reflejada en los ojos de su mejor amigo, no se sorprende. Ya está resignada a recibir la oleada de malas noticias que seguramente trae consigo.

-No deberías abrir así la puerta al primero que llegue- La regaña Nicolás y ella sonríe sin ganas porque esa es una canción que ya se conoce. Se lo dice cada vez que la visita en su casa.

-Sabía que eras tú. ¿Quién más podría ser?- Esto último lo han dicho los dos a coro porque a la eterna cantinela de Nicolás le sigueinvariablemente la misma respuesta de Betty.

Pero para su sorpresa en ese momento suena el timbre de nuevo.

-¿Esperas a alguien?- Pregunta Nicolás intrigado.

-¡Claro que no!. Se habrán equivocado......

La voz de su madre al otro lado de la puerta si que supone la primera sorpresa agradable del día para Betty. Julia, su madre, casi nunca viene a verla, porque su marido se lo tiene prohibido. Alguna vez si tiene que decirle algo se acerca hasta la oficina o quedan para comer en otra parte usando a Nicolás de intermediario.

-Algo malo debe haber pasado...-Piensa Betty mientras se dispone a abrir pero cuando mira a Nicolás buscando respuestas este le dice con los ojos que no sabe nada.

-Hola mamá. ¿Cómo estás?. ¿Pasa algo?.-

Julia responde a su saludo con un abrazo largo y un beso. Las dos, madre e hija, se miran largo rato en silencio mientras Nicolás las observa intrigado desde su sillón preferido de la casa, cerca de la puerta. Está pensando en lo mucho que se parecen las dos mujeres.

Siempre se ha reído de Betty porqué le recuerda físicamente a Don Hermes, su padre "Solo falta que se te caiga el pelo como a él", suele bromear. Pero ahora que las mira se da cuenta, de que Betty ha logrado lo que siempre ha deseado. Y no porque la genética haya hecho el milagro y Julia Solano le haya traspasado a su hija, con unos cuantos años de retraso, sus facciones delicadas, el cutis transparente, casi de porcelana que Betty tanto le envidia y sus ojos vivaces y llenos de alegría.

Lo que Nicolás constata en ese momento con gran tristeza, es que las dos han envejecido en el último año, y eso es lo que al fin las asemeja. La mirada oscurecida por la tristeza, los mismos ademanes cansados, el miedo a hablar demasiado para no herirse la una a la otra y una cierta tirantez, como si desde que no viven juntas ambas hubieran perdido la costumbre de abrazarse, como si las muestras de afecto entre ellas fueran cosa del pasado, como todo lo demás.

Historias de Betty, la fea. IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora