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Un suspiro abandonó los labios del pelinegro mientras se sentaba contra el gran árbol de la facultad, como siempre el lugar se encontraba totalmente vacío a excepción de él.

  Tomó su mochila para sacar una leche de banana y las típicas cartas que comenzó a llevar a todos lados, convirtiendo sus lecturas en una pequeña costumbre.

  Habían veces en las que pensaba que no quería terminar de leerlas, teniendo en cuenta que cada vez sobraban menos sobres para abrir, por lo que volvía a leer las que se habían convertido en sus favoritas; ya sea porque llevaban un poema muy bonito, o porque las palabras del chico desconocido le hacían sonreír, y de cierta forma, solían mejorar sus días.

  Volvió a tomar uno de los papeles que aún no había abierto, viendo que le sobraba menos de la mitad. Lo abrió cuidadosamente, esta vez la hoja tenía pequeños dibujos de flores decorando el marco de escritura, le pareció muy bonito ya que no había visto un diseño parecido antes.

  Comenzó a leer tranquilamente mientras tomaba pequeños tragos de su bebida, mientras que el silencio reinaba el lugar y pequeños rayos de sol se colaban entre las hojas de los árboles.

  Como era costumbre, en este caso el chico se encontraba describiendo su día nuevamente, comentando acerca de las nuevas prendas que compró junto a su mamá, prestó atención especial al darse cuenta de ese detalle; el chico solía describir bastante las ropas que usaba, siempre siendo mayormente en colores pasteles y suéteres.

  " ¡Cuando lo vi quedé totalmente fascinado! Creo que apartir de ahora será mi abrigo favorito, es tan suave y bonito. Si algún día ves a un chico que usa todos los días el mismo suéter no te asustes, no es porque no me baño TT."

  Una pequeña risita escapó de sus labios al leer ese pequeño párrafo, siguió leyendo hasta terminar la carta y la guardó con cuidado en su mochila justo en el momento en el que su celular sonó, indicando que debía ir a su siguiente clase.

  Se levantó sacudiendo la suciedad de su pantalón y se adentró al edificio de la facultad, pudo ver a Yoongi esperando por él recostado en una pared. Su mejor amigo sabía bien que le gustaba pasar tiempo solo bajo aquél árbol, por lo que nunca lo interrumpía, simplemente esperaba por él a una distancia prudente.

  — Hey, Jungkook. Hoy te ves más alegre de lo normal. — saludó el más bajo.

  — Yoongi. — sonrió. — ¿Por qué lo dices?

  Ambos comenzaron a emprender camino hacia sus respectivas clases, Jungkook iba acomodando su mochila en su costado mientras escuchaba a su amigo siendo parlanchín como siempre.

  — Te ves más activo últimamente, te observo y creo que portas un brillo especial que antes no tenías. ¿Acaso estás viendo a alguien y no me lo has dicho? — Jungkook rió ante tal ocurrencia.

— Para nada, Yoon. Solo... las cosas han estado yendo bien, creo. — susurró lo último.

— ¿Crees? — su amigo lo miró de reojo. — ¿Qué ha pasado con las cartas? ¿Conseguiste averiguar quién es? — volvió su mirada al frente.

— No, sin embargo creo que... — se interrumpió a sí mismo cuando a lo lejos vio a dos chicos caminar juntos. Fue uno de ellos el que logró captar totalmente su atención.

  "Me compré un lindo suéter blanco con rayas celestes, tiene estrellas azules en él, es simplemente perfecto."

  Las palabras que había leído con anterioridad llegaron a su cabeza cuando vio al lindo chico rubio despedirse de su amigo, usando un suéter que coincidía totalmente con la descripción anterior.

— ¿Jungkook? ¿Qué sucede? — escuchó a Yoongi preguntar.

  — Aquél suéter de rayas celestes, siento que lo conozco.


  — ¿De qué hablas? — preguntó confundido el más bajo.

  — Espera aquí... — susurró Jungkook sin quitar la mirada del chico rubio.

  Festejó en su interior cuando lo vio detenerse cerca de un basurero para tirar un vaso descartable, accidentalmente echando una pequeña hoja que se encontraba en su bolsillo.

  Intentando ser disimulado comenzó a seguirlo, tomando la hoja ajena y yendo detrás del chico con una excusa.

   — ¡Hey, tú! — el rubio detuvo su andar y volteó confundido, buscando a la persona que lo había llamado.

  Abrió sus ojos con sorpresa al notar de quien se trataba, mas intentó disimularlo.

  — Hola, lo siento por haberte gritado así. — saludó el pelinegro con una sonrisa brillante en su rostro.

  El rubio sentía que no era capaz de hablar sin trabarse, por lo que solo asintió, luciendo desinteresado ante los ojos de Jungkook.

  — Uhm... — murmuró incómodo pasando su peso de un pie al otro. — Creo que esto te pertenece, se te ha caído hace un momento. — habló mientras extendía su mano con la hoja en él, hasta ese momento se dio cuenta de que se trataba de apuntes de una clase.

  — Oh... — fue lo único que dijo Jimin sorprendido, mientras llevaba su mano a su bolsillo, corroborando que la hoja que había guardado anteriormente ya no se encontraba ahí. — Gracias. — susurró tomando la hoja de la mano ajena.

  — No es nada, eh... — hizo una pausa sin saber cómo seguir. — Lo siento, no sé tu...

  — Park Jimin. — sonrió. — Me llamo Jimin.

Jungkook sonrió, correspondiendo al contrario, extendió su mano para estrecharla con la ajena, el chico solo lo miró sorprendido antes de aceptar su invitación.

  — No es nada, Jimin. Yo soy Jungkook.

  Lo sé. Pensó el rubio.

  — ¿Jungkook? ¿Qué sucede? — preguntó Yoongi llegando hasta ambos chicos, causando que separen sus manos rápidamente.

  El pelinegro se alejó un par de pasos al darse cuenta de sus acciones.

  — Fue un gusto. — murmuró el rubio antes de hacer una leve reverencia y comenzar a alejarse.

  Yoongi frunció el ceño mientras miraba al desconocido marcharse, dejando a su mejor amigo con una expresión de desconcierto.

  — ¿Y eso?

  — Creo que lo encontré. — fue todo lo que pudo responder.

Letters • kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora