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Un jadeo escapó de la garganta del rubio cuando su espalda rebotó contra la cama. Unos segundos después sintió al pelinegro subirse encima suyo mientras iba esparciendo besos desde el inicio de su estómago, levantando poco a poco su remera con la ayuda de su nariz.

Su piel se erizó cuando los labios del tatuado hicieron contacto con sus pezones, los cuales ya se encontraban erguidos gracias al frío y la excitación. Un suave ronroneo nació en su garganta al sentir la cálida lengua del mayor jugar con ellos, rodeando su aureola antes de soplar para después dejar una pequeña mordida.

Al mismo tiempo las manos ajenas comenzaron a acariciar suavemente su cintura, el pelinegro disfrutaba oír los ruiditos que hacía su chico mientras paseaba sus dedos por esa lisa piel, se sentía perfecta bajo su tacto.

El rubio cerró sus ojos y arqueó su espalda, acercándose más al rostro de Jungkook y sintiendo como este pasaba sus manos por debajo de su cuerpo para acariciar su espalda, justo encima de...

En ese momento abrió sus ojos al recordar un detalle importante.

— Jungkook... — lo llamó suavemente.

El mayor se separó inmediatamente y lo miró con atención. — ¿Está todo bien? ¿Quieres que me detenga?

Jimin lo miró dulcemente y negó. — ¿Recuerdas cuando te dije que te enseñaría mi tatuaje? — preguntó intentando no sonreír.

— ¿El de la luna?

Jimin asintió sonriendo. — Voltéate. — pidió y Jungkook obedeció.

Con cuidado deslizó su remera para sacarla de su cuerpo, tirándola en algún lugar cerca de la cama. Se giró para quedar boca abajo, apoyando completamente su torso contra el colchón y dejando su trasero empinado.

— Jungkook, pues girar. — avisó girando su rostro con vergüenza para no ver la reacción ajena. — Y quiero que me quites mi pantalón lentamente. — volvió a hablar unos segundos después al no recibir una respuesta.

La boca del pelinegro se encontraba abierta en una perfecta «o» mientras sus ojos recorrían toda la espalda del rubio, viendo con admiración las fases de la luna tatuadas a lo largo de la columna del chico. Sus manos se movieron lentamente para posarse a cada lado de sus caderas, sintiendo como el menor se sobresaltaba un poco al sentir su toque.

La posición en la que se encontraba Jimin tampoco ayudaba mucho, la forma en la que su espalda se arqueaba era majestuosa, y su trasero sobresalía aún más, invitándolo a tocarlo. Sus manos se acercaron hasta la tinta grabada en la piel ajena, delineando cada una de las formas y sintiendo como el rubio se tensaba ante los suaves toques.

Lentamente su mano bajó para meter sus dedos en cada lado de la prenda del rubio y comenzar a bajarla. Un jadeo involuntario escapó de su boca cuando vio lo que portaba el chico.

— ¿Estás... estás usando bragas? — su voz salía en un susurro bastante bajo.

— Hmmm... — murmuró balanceando sus caderas para tentar más a Jungkook.

Sin poder contenerse tiró del pantalón para terminar de sacar la prenda, haciendo que el chico quede totalmente acostado sobre la cama, vio con atención las tiras que llevaba en sus muslos, estas lo apresaban haciendo que la carne resalte al rededor de ellas.

— Joder, Jimin... — maldijo con voz ronca.

Sus manos se dirigieron directamente a esas enormes nalgas para comenzar a apretarlas a su antojo, escuchando los suaves jadeos que el rubio soltaba. Tuvo la necesidad de ver su rostro, por lo que utilizó su fuerza para hacerlo girar.

Igual que antes, las mejillas del menor estaban sonrojadas y su pelo se encontraba apuntando en diferentes direcciones. Vio como este movía una pierna para dejarlo a él apresado entre esos gruesos muslos, por lo que lentamente su mirada comenzó a recorrer a través del torso del rubio para llegar hasta esas braguitas, viendo como la punta rosada de su pene se asomaba a través de ellas al no conseguir cubrirlo totalmente.

Lucía tan lindo y caliente al mismo tiempo. Todo lo que su cabeza podía pensar en ese momento era en las ganas que tenía de follarlo a su antojo, pero dejaría eso para la próxima vez, lo que él realmente quería era complacer y hacerle pasar una linda noche al menor.

— ¿Recuerdas la vez que te dije que te haría probar algo que nunca antes habías probado? — preguntó de pronto y Jimin lo miró sin entender, pero asintió confirmando la pregunta. — Hablaba de mí. — finalizó uniendo sus labios nuevamente.

Sus bocas encajaban de forma perfecta, moviendo sus labios al mismo ritmo y a la misma sintonía, pequeños suspiros escapaban de ambos y sus lenguas se asomaban de forma tímida. El cuerpo del mayor se pegó aún más al del tembloroso chico debajo suyo, creando embestidas falsas para frotar ambos miembros totalmente erectos, consiguiendo que ambos giman en medio del beso para después sonreír.

Jungkook bajó su mano para retirar la última prenda del rubio y así comenzar a brindarle más placer con sus dedos, jugando con todo el líquido que se había acumulado. El rubio quiso sollozar cuando vio la manera en la que el mayor dirigió esos mismos dedos a su boca para probarlo.

— Sabes delicioso. — sonrió.

El pelinegro se incorporó para comenzar a retirar su propia ropa y así quedar en igualdad de condiciones.

Todo lo que pasaba por la mente del menor en esos momentos eran pensamientos impuros acerca de lo caliente que era Jungkook, viendo sus abdominales marcados junto con los tatuajes que tenía en su brazo derecho, sin mencionar el largo falo que colgaba entre sus piernas. Relamió sus labios tan solo al recordar que lo había tenido en su boca minutos antes, ansiando tenerlo de nuevo.

— Abre tus piernas para mí, cariño. — oyó al pelinegro pedir y lo hizo sintiendo la vergüenza llegar a su cuerpo, Jungkook lo notó al ver como el cuerpo del menor se tensaba ligeramente. — Relájate, prometo hacer que te sientas bien. — pidió y Jimin obedeció.

Lo siguiente que sintió fue la lengua del mayor recorrer sus muslos, dejando diversos besos y mordidas a través de él hasta llegar a su entrepierna, en donde continuó dejando besos mientras bajaba hasta acercarse a su entrada, lamiendo todo a su paso.

— Jung-jungkook. — gimió al sentir como humedecía ese lugar antes de comenzar a empujar su lengua hacia adentro.

El pelinegro continuó con su trabajo de expandirlo, uniendo sus dedos después de un rato para conseguir mejores resultados.

Jimin ya se encontraba deshaciéndose en gemidos al sentir cómo los dedos ajenos se curvaban para tocar aquella zona que nunca antes había descubierto. Jungkook recién estaba empezando, y el primer orgasmo de la noche ya lo había azotado en el momento en el que el mayor engulló su sensible pene.

El primer orgasmo de muchos que estaban por venir.

Letters • kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora