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El pelinegro sonrió contagiado por la risa ajena.

Jimin corría en la orilla del mar, empapando sus zapatos limpios, pero eso no era importante para él. La sensación del agua fría y el viento calando sus huesos lo hacía temblar un poco. No estaban en temporada de verano, debía ser cuidadoso si no quería enfermarse, sin embargo él...

— ¡Vamos, Jungkook, ven tú también! — gritó entre risas. — ¡Se siente muy bien!

El mayor negó con la cabeza sin dejar de sonreír. — Ve tú, yo te espero aquí.

Jimin renegó un poco y luego comenzó a jugar en la orilla. Por suerte Jungkook le había remangado las piernas de su jean para no mojarse, al menos estaba evitando eso, sin embargo sus zapatos eran otra historia. Estuvo tomando fotos a todo lo que veía, pasaron al menos veinte minutos cuando decidió que ya era suficiente, sentía sus pies helar y las cosas aún seguían en el auto, debían llevarlas a la cabaña que se encontraba algo alejada del lugar.

— Kook, vamos a mover nuestras cosas, ya me dio frío

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— Kook, vamos a mover nuestras cosas, ya me dio frío. — pidió llegando hasta el pelinegro, el cual había extendido una manta que había sacado de la única mochila que bajó.

— Ven aquí. — llamó al menor extendiendo una mano para que se sentara junto a él, y así lo hizo Jimin.

Con cuidado comenzó a desatar las agujetas del empapado zapato ajeno, se lo retiró junto a sus medias e inmediatamente Jimin se encogió al sentir el viento soplar su pie húmedo.

— No iré sin zapatos, además siento mis pies congelándose. Mejor me los saco al llegar allá. — chilló intentando retirar sus pies antes de que el mayor retire su otro zapato.

— Quédate quieto. — pidió Jungkook con calma y él atinó a rezongar como un niño pequeño, causando que el pelinegro sonría. — No irás sin zapatos, amor, solo quédate. — repitió y Jimin obedeció finalmente, no porque lo haya pedido Jungkook, sino que por el apodo que utilizó.

Miró sorprendido como el mayor se retiraba sus propios zapatos para ponérselos a él junto a sus medias, inmediatamente un calor le abrazó cuando sus pies estuvieron cubiertos nuevamente, soltó un suspiro de placer ante la sensación cálida.

— No puedes ir sin zapatos tú tampoco... — habló bajito y sonrojado.

— No lo haré, traje mis zapatillas. — respondió tomando su mochila para sacar lo mencionado anteriormente.

Jimin sonrió y se removió para subir sobre el pelinegro, donde comenzó a repartir pequeños besitos por toda la cara del mayor, quien con gusto los recibía, posicionando sus grandes manos en las cinturas del rubio.

— Eres el mejor. — susurró Jimin antes de apartarse para acostarse sobre la manta.

El frío ya había disipado gracias al calor de Jungkook, así que su plan de ir a la cabaña pasó a segundo plano y volvió a tomar su teléfono para leer un libro, sintiendo como el pelinegro dejaba pequeñas caricias en su pelo.

No le importaría pasar una vida entera de esa forma.

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Letters • kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora