Capitulo XV
El mesero derivó los platos y se dejó dejando la botella que Lucius había pedido.
–Es el mejor vino para acompañar al cordero.
-Oh...
Los dos magos comenzaron a comer sus respectivos alimentos y de pronto el rubio platino miró a todos los comensales y luego como una acción sin planear, tomó un bocado del plato de Remus. La comió...
–Si, el cordero está muy seco, debí pedir lechón como tú.
Remus se removió nervioso, temiendo romper el momento íntimo y sin miedo de Lucius, al sugerir.
–Podemos cambiarlo.
Lucius lo miró y estaba por aceptar, cuando de golpe volvió todo el orgullo, inseguridad y desconfianza.
–¿Cómo puedes sugerir eso? –respondió con desagrado.
El gesto agrio del rubio platino se plasmó en sus facciones y no desapareció en lo que resultó la comida. Remus luego de comer y al terminar.
–Vamos a Gringotts para ver si la cuenta ya está abierta. –pidió Lucius.
–Puedes hacerlo solo ¿No?
-¿What? Sí, pero...
–Prefiero regresar a la mansión.
–¿Por qué?
Remus dejó la servilleta sobre la mesa y explicó.
–Créeme Lucius yo también tengo un límite y me es bastante molesto salir contigo.
–¡¿Cómo te atreves a...?! –El rubio platino se calló, pues los otros comensales voltearon a verlo.
–Es molesto estar soportando tus gestos y desplantes, en lo que a mí concierne ya he cumplido con la parte del compromiso que me correspondía, pues tú has sido exonerado. Tampoco quiero vivir bajo el mismo techo que tu hijo y tú, sin embargo me quedare para estar pendiente de Harry.
–Pero... ¿Qué está sucediendo y porque de pronto ha cambiado tanto? No aseguraste hace unas horas que me ayudarías, que no me presionara y que me apoyarías con el negocio de los licántropos.
–Oh eso fue una tontería, deseaba ser útil de algún modo, si es que me daría trabajo en tus empresas, pero ahora prefiero trabajar en otro lado.
-No entiendo.
–Es inútil querer ayudarte, después de todo ha vivido desde hace años siendo un hombre de negocios, uno de los mejores, no necesitas a nadie más para apoyarte, bueno con tu hijo es suficiente. Sería desgastante tratar contigo y soportar tus gestos de asco y tu rechazo. Según el trato puedo hacer mi vida lejos de ti.
–Sabes lo que me sucedió.
–Si lo sé, por eso mismo te doy tu espacio.
La cuenta fue pedida y el rubio platino pagó. Los dos magos salieron y Remus se dirigió a un callejón, Lucius lo siguió y preguntó.
–¿De verdad pretende irte?
-Si.
–Eres un necio.
–No veo por qué, solo cumplo con tus deseos y... los míos.
Remus se desapareció y Lucius optó por ir solo a Gringotts . El licántropo llegó a las afueras de la mansión y entró por la puerta principal, caminó por el empedrado impidiendo llegar al lugar, pero al hacerlo un elfo lo llamó.
–Señor Remus, amo, la antigua ama Narcissa llegó hace unos minutos.
Remus suspiró abatido, pero se dirigió al salón donde estaba la rubia. Se armó de valor y abrió la puerta. Narcissa estaba mirando por uno de los ventanales y al escuchar el sonido de la puerta se giró a muy y por su reacción ella tampoco esperaba que fuera Remus el que estuviera ahí.
