Capítulo XVII
El beso apareció en lo que el rubio platino volvió a la razón y se separó bruscamente de Remus.
–¡¿Qué Dementores te sucede Lupin?!
Remus se espabiló y preguntó:
–¿Lucius...?
–¡No te hagas tonto Lupin!
Remus se incorporó y perdió al rubio platino:
–No fue un sueño...
El patriarca Malfoy bufó –nada elegantemente– molesto. Y dejo el frasco en la comoda.
–Esto te lo trajeron Severus y Black.
– Matalobos .
–Mejorada.
–Vaya tenía que ser Snape.
-Si.
Lucius se recompuso y salió del lugar. Ambos habían ignorado el beso, sin embargo para el rubio de ojos platas fue algo que descolocó todo su perfecto mundo. Fuera en el pasillo Lucius recordó el gesto y rozó los labios con sus dedos...
–Mugroso lobo...
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Draco vio al moreno nadando y disfrutando del agua. Sirius se les unió poco después y el rubio platino comentó.
–¿Y Severus?
–Descansando, no quise nadar.
–Sera por el sol, a él no le gusta, pues su piel es muy sensible. –comentó Draco.
–Es por lo pálido –comentó Harry que estaba llegando a ellos.
–Yo también lo soy, pero no tan sensible a la luz como él.
Harry se quedó mirándolos y soltó una carcajada:
–¿De qué te ríes? – preguntó Draco.
–Es que todos están igual, soy el único que no creo que le afecte mucho el sol.
–No digas tonte... –ya respondía el rubio, pero Sirius lo detuvo, pues el moreno ya nadaba lejos de ellos.
–No creo que le interese.
–Parece un niño –dijo el rubio.
–Para él, estas son las primeras vacaciones de su vida y las está disfrutando. Creo... que debo agradecértelo.
–No tienes por qué, lo hice porque es mi esposo, y las parejas de los Malfoy se merecen lo mejor.
Sirius sonrió y palmeó el brazo de Draco.
–Espero que lo sea... para toda la vida.
–Ya veremos y en cuanto a que Harry no tuvo mucho cuando fue su niño...
–Es tu esposo, es mejor que él te lo diga, pero eso depende de que te tenga la suficiente confianza.
–Cuento con ello.
Los tres nadaron un rato mas. Sirius salió antes que los dos jóvenes, pues Severus lo llamó. Draco se fue a la playa a tumbarse sobre la arena tomando el sol. Ya caía la tarde y el rubio tuvo que llamar a Harry, pues ya era hora de comer.
–¿No pueden servirnos aquí los elfos?
–Pueden, más te recuerdo que invitaste a nuestra familia y sería grosero de nuestra parte dejarlos comer solos, el primer día.
–Oh, tienes razón.
Los dos caminaron hasta la casa y entraron en ella buscando a los adultos. Severus y Remus jugaron ajedrez y Sirius y Lucius tomaron un coctel. Los jóvenes llegaron y subieron a... su habitación. Draco abrió la puerta y llamó al moreno.
