Capítulo XXIIILos invitados quedaron gratamente sorprendidos por el magnifico arreglo de la mansión y jardines, aunado al eficaz y agradable servicio de la infinidad de elfos que atendían sin dilatación al por mayor a todos.
Las mesitas flotantes –que estaban estratégicamente situadas a lo largo del jardín y donde aparecían las bebidas o bien las podrían ordenar a los elfos– se iban ocupando poco a poco.
Narcissa caminó de la mano de Fred y George hasta llegar a donde un grupo de ancianos se encontraron y saludó cortés.
–Buenas noches, espero que estén atendiéndoles bien.
–Si, gracias Cissy, pero nos extraña un poco que estés ayudando en esta fiesta.
–Oh no entiendo por qué. Formo parte de la fundación que dirige esta reunión. –respondió la rubia.
Otro de los mayores siguió preguntando:
–Bueno, pero Lucius está también y...
–Lucius y yo tenemos un hijo en común y quedamos en excelentes términos.
Los ojos de los viejos brillaron al preguntar:
–¿Entonces tu fortuna...?
–Se incrementó -gracias a Lucius- a la mía como Black, por supuesto, pero si me disculpan debo seguir saludando. –La rubia se desprendió y observó con los gemelos– Esos, mis jóvenes acompañantes, lo único que tienen en su haber es una larga historia como nobles sangre pura, pero vacías sus cámaras, así que no se les acerquen.
–Definitivamente...
–No lo haremos.
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Hermione vio llegar a su amiga rubia acompañada de su padre y los recibió con una sonrisa.
–Luna, que bueno que llegaron a tiempo.
–Llegamos hace un rato, pero mi padre pensó que debíamos sacar algunas fotos de la llegada de los invitados.
–Ay claro.
–Hermione vimos a Rita Skeeter ¿la invitaron? – preguntó Xenopolus.
–Oh no, pero esa mujer consiguió colarse acompañando a alguien.
Los dos rubios negaron:
–De todos modos si El Profeta no tiene la exclusiva, ella no podrá hacer nada. –afirmó el mago.
–Pues les dejaron, que creo que quieren recorrer el lugar.
–Si Hermione, antes de que llegue Neville con su abuela, pues ella desea que esté con él, por lo de las y los arribistas, aunque yo me preocuparía más por los Kartings...*
-¿Si?
–Si, estos suelen vivir en jardines grandes y se apegan a los magos que están mucho tiempo en el jardín –aseguró Xenopolus.
–Ah..., espero que no sea el caso –dijo la castaña y dejó a los rubios que ye deambulaban comentando y sacando fotos.
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Harry y Draco saludaron al Ministro y este preguntaron:
–¿Y cómo les ha sentado el matrimonio?
Harry sonrió y respondió:
–Demasiado bien, pues mi esposo me mima mucho.
Draco besó la frente del moreno.
–Lo que se merece.
