Capítulo XXIX
El nuevo día comenzó y en cada una de las casas de los licántropos de la fábrica de metales ya se levantaban para iniciar su jornada laboral. Caín ya se bañaba con un medio dormido Josué.
Connor y sus compañeros ya estaban de regresar en su casa, solo para darse un baño, comer algo y regresar a seguir la guardia, pues con la amenaza que se cernía sobre el lugar no pudieron darse el lujo de descansar.
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Peter ya estaba listo para trabajar, solo se arregló la túnica y tomando su varita fue hasta la chimenea:
–¡Fabrica Malfoy en Surrey!
Y desapareció entre llamas verdes y hollín. Al llegar a Surrey fue hasta el contacto principal y con un golpe de varita todo quedó iluminado. Estaba revisando el piso de las oficinas cuando escuchó que lo llamaban:
–¡Señor Wilkins!
–Aquí Caín ¿Qué sucede?
Peter bajó al primer piso y fue al encuentro de Caín que llevaba cargando a Josué.
–Señor Wilkins...
–En qué quedamos, llámame Peter. Hola Josué.
El niño sonrió tímidamente y se recargó en el hombro de su padre
–Bueno... Peter ¿te me adelantaste?
–No te preocupes, es que quise checar que todo esté listo.
–Lo siento, traje a Josué porque...
–Lo sé, aun no hay guardia.
–Pero lo llevare con la familia de Connor en un rato.
–Ya te dije que no hay problema, pero por lo que veo a él no le gusta el ruido de la maquinaria.
-No.
Y es que Josué seguía recargado sobre el hombro de su padre y tapándose los oídos.
–Tengo algo que decirte. –mencionó a Caín.
–Bien, subamos a tu oficina.
–Eso se escuchó... bien.
Los dos magos y el niño, subieron y entraron a un lugar cómodo y nada ostentoso. Peter se sentó en el sillón cerca del ventanal que daba al interior de la fábrica y Caín en la silla de escritorio.
–Hubo algo que sucedió anoche...
Caín relató lo sucedido y las consecuencias que eso pudo traer a la fábrica ya los obreros.
–¿Y qué dijo el señor Malfoy?
–¿El mayor o el menor?
-... Los dos.
–Lucius aseguró que eso no detendrá este día y mira no lo ha detenido y Draco que haría que nos dieran un permiso para usar maldiciones, con ayuda de su esposo.
–Créeme Caín, Harry será una gran ayuda.
–Eso espero.
–En este momento, él es un héroe y así como lo veo lo será siempre y su palabra vale mucho.
–Pues necesitamos todo lo bueno que eso pueda traernos.
Peter asintió y ambos escucharon ruido procedente del piso inferior y vieron salir corriendo a una bruja con el cabello alborotado seguida de un par de elfos y...
–¡Theo apresúrate! ¡¿Cómo pude quedarme dormida?! ¡Rápido Lulú!
–¡Si ama!
Theodoro Nott caminaba apresurado detrás de su esposa.
