3. Daños colaterales

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Aquello, fue una batalla entre dos organizaciones... y todo por el sucio dinero...

Akemi bajo las órdenes de un alto cargo atracó a uno de los bancos más grandes de Japón, logrando el dinero fácilmente juntamente con otros miembros de la Organización Negra.

Lo que no sabían es que otra Organización enemiga, también planeaban atracar el mismo banco, pero estos llegaron demasiado tarde... tomándoselo como un asunto personal. Al día siguiente interceptaron a Akemi pero también raptaron a Sherry que se encontraba por casualidad en su hogar. Ataron a Sherry mientras observaba horrorizada como obligaban a Akemi a hablar, decirles donde estaba el maldito dinero.

Ella no respondía ya que si hablaba y perdía el dinero la Organización Negra la mataría por traidora... finalmente cuando pensaban las dos hermanas que todo estaba perdido apareció Gin con Vodka y Vermouth salvándolas de la situación, pero desgraciadamente Sherry salió mal herida...

Pero por suerte todo volvió a la normalidad aunque Sherry tuvo que pasar unos días en el hospital donde su hermana le hacía compañía día y noche...

–Lo siento tanto –susurró Akemi por quinta vez sentada en la cama de Sherry.

–Tonta, si no hubiera estado ahí el disparo lo habrías recibido tú... además así me he quitado unos días de trabajo de encima.

–¿Te van mal los experimentos?

–Sí... –asintió Sherry con la cabeza –. El fármaco que tengo que hacer acaba matando a todos los ratones de laboratorio...

–Pues examínalos para ver que ha fallado...

–Ese es el problema... –negaba triste con la cabeza –. No deja signos ni síntomas, es un veneno totalmente transparente, parece que mueres de forma natural...

–Shiho estás creando algo peligroso...

–No te preocupes, está cerrado en un lugar seguro que yo solo conozco y solo hay una llave –sonrió Sherry mientras mostraba una cadena con una pequeña llave que llevaba como collar.

Akemi suspiró con la cabeza agachada, se notaba que se aguantaba las ganas de llorar.

–No se si te lo han explicado, pero por culpa de lo que ha ocurrido, me prohíben que este contigo...

Sherry se sorprendió.

–¡¿Por qué?! ¡Hay muchas Organizaciones enemigas es normal que me atacaran!

–Ya pero el problema es que te atacaron por mi culpa, no quieren que te veas envuelta en problemas de los trabajadores de bajo rango...

Las lágrimas salieron lentamente de los ojos de Akemi.

–Akemi...

–Hoy será la última vez que me veas, no podré acercarme a ti ya que nos pondrán extrema vigilancia a ambas, es peligroso –intentó sonreír quitándose las lágrimas con su mano –. Pero al menos me podrás llamar, podría haber sido peor...

Shiho abrazó a su hermana con cariño.

–Tonta, ya encontraremos alguna manera de vernos, ya lo verás.

–No –negó con la cabeza –. Shiho hemos estado muchos años sin vernos y no quiero que mueras por mi culpa, aún estaré bien sabiendo que estás en Beika sana y salva...

–Pero...

–Te prometo que algún día saldremos de esta Organización... –interrumpió su hermana levantándose para coger sus cosas –. Ya te llamaré por las noches.

Sherry sonrió tristemente, sabía que poco podía hacer.

–Esperaré con ansias esas llamadas –contestó viendo como su hermana abría la puerta de la habitación para salir.

–Shiho... –murmuró como si se recordara de algo y se giró mirándola seriamente.

–¿Sí?

–No te enamores de Gin, por favor, acabaras sufriendo –explicó sin rodeos Akemi –. Él no ama a nadie, si no es por interés...

–¿A que viene eso? –preguntó Sherry confusa.

–Susurraste su nombre cuando te quedaste inconsciente...

–¿A sí? –murmuró Sherry avergonzada –. Sería cuando intentaba recordar su número de teléfono, además ¿Yo y Gin? Que ideas más raras tienes.

Akemi sonrió algo más tranquila.

–Cuídate de verdad...

–Ya lograré alguna manera de verte –sacó la lengua.

–No seas tonta.

Le había mentido, sí sentía algo por él, desde que la salvó su manera de verle cambió completamente, aunque su mente gritara mil veces que no lo hiciera.

El despertador sonó despertando a Sherry, al parecer se había dormido apoyada en la puerta con la ropa aún empapada.

Los días en la Organización: El error de SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora