–Sherry...
La chica dejó cuidadosamente la rosa de papel sobre la mesa del joven científico que le miraba totalmente asombrado.
–Perdóname por todo lo que te dije –murmuró avergonzada sin mirarle –, me pilló todo de golpe y no supe reaccionar bien.
–No, perdóname tú a mí, tenías toda la razón del mundo.
–Digamos que cada uno tuvo su parte de culpa –sonrió dulcemente al chico –, si quieres podríamos empezar todo desde cero, olvidemos lo que ha pasado.
–Me encantaría.
Sherry sonrió una última vez antes de dirigirse a su escritorio, disfrutó ver como Generic volvía a entrar dentro de su equipo y dirigía el experimento hacia buen camino, en verdad no comprendía cómo no le habían asignado la importante misión.
–Jefa... –Sherry giró la cabeza como respuesta, otro de sus científicos bajo su cargo se había acercado a ella con un papel en la mano –, aquí tienes la contraseña que pidió para su servidor, la sección de tecnología le manda disculpas por no haberse dado cuenta de que tenía el ordenador pinchado.
La joven científica sonrió cogiendo el papel para observar la nueva contraseña.
–La privacidad es una de las cosas más valiosas que puede tener una mujer... –explicó entrado finalmente en su servidor –, los hombres nunca lo entenderéis.
–No volverá a pasar, nada fue extraído.
–Eso espero.
Observó cada una de sus carpetas privadas, una a una, para ver si era cierto que no se habían llevado nada o había algún salto extraño entre sus informes. No se imaginó que tardaría tanto hasta que vio la hora en su pantalla del ordenador. No le molestó, era algo que debía hacer.
La última carpeta que le quedaba por ver es la que hizo que sonriera nuevamente al ver los datos positivos, esperaba que ese fuera el principio de muchos otros.
–Sherry.
–Dime –seguía mirando seriamente la pantalla del ordenador.
–¿Quieres bajar a comer?
–Claro, es un alivio no tener esa cadena en el tobillo.
La cafetería de los laboratorios era una zona de reunión donde el color blanco de las batas se mezclaba con el negro de los uniformes de los altos cargos, un lugar de lujo para recordar a todo el mundo donde estaban en todo momento.
Generic dejó el plato de Sherry junto a un café, ella no prestó atención a ese detalle. No paraba de observar como Dai Moroboshi hablaba con un nuevo alto cargo, al parecer poco a poco estaba subiendo escalones.
–¿Cómo ves las muestras? –dio un pequeño sorbo a su café –, ¿Podremos sacar algo?
–Son muy interesantes la verdad –sonrió Generic preparando sus cubiertos –, ¿En serio no te importa que siga a tu lado con los experimentos?
–En absoluto, sin ti no podría haber llegado donde he llegado –sus ojos se chocaban con los suyos –. Te parecerá una tontería pero, me gustaría limpiar el nombre de mi padre.
–Sherry... –murmuró, conocía perfectamente la triste historia del Doctor Miyano.
Ésta cogió con cuidado la mano libre que tenía el chico, apretándola con cariño. El joven no respondió, contemplaba atentamente cómo aunque ella le sonreía su mirada mostraba tristeza.
–Te necesito a mi lado, no te alejes de mí como hizo Gin, por favor...
–Nunca te haría eso –se armó de valor para acercar lentamente su rostro con el suyo.
–¿Tú no me ves como un juguete verdad? –cerró sus ojos inevitablemente al ver como ambos labios se rozaban, le daba igual que alguien les viera.
–Nunca –repitió.
Ambos labios se juntaron para crear un pequeño y delicado beso, fue corto pero intenso. Una vez separados Generic acariciaba con cariño el rostro de la joven científica mirándose atentamente, sin pronunciar ni una sola palabra dejando que se escuchara sus propias respiraciones junto el murmullo de la gente que se hallaban en el recinto con sus charlas privadas.
–Recuerda donde estamos... –susurró Sherry –, sería mejor no llamar tanto la atención.
–Me da igual –contestó con el mismo susurro sin dejar de acariciar su rostro, está cerró los ojos para recibir un nuevo beso, pero este fue más apasionado que el anterior.
El resto de la jornada fue bastante tranquilo, Sherry seguía con sus archivos del ordenador mientras observaba atentamente como Gene acababa con el microscopio y las muestras, por suerte solo quedaba unos pocos minutos para poder salir de aquella celda de blancas paredes.
–¿Necesitas que te lleve a casa? –preguntó el chico puntualmente al acabar el horario.
–Tienen que venir a recogerme –negó con la cabeza mostrando su famoso rastreador.
–Aunque sea déjame acompañarte a la salida, me quedaría más tranquilo –ofreció su mano a su superiora. El invierno hacía que la noche acechara antes de tiempo.
Sherry sonrió despidiéndose con la mano para que el joven se marchara sobre su moto de alta cilindrada, se apoyó en la pared esperando a su escolta, se sentía observada pero estando delante de la puerta y de la cámara de seguridad estaba segura.
A los pocos minutos apareció una alta sombra que se acercaba a ella lentamente, sus pasos marcaban una seguridad que ésta conocía.
–¿Te lo has pasado bien...? –se mofó Gin mientras encendía uno de sus cigarros, aquella tenue luz iluminaba su rostro.
–Vaya, ¿Cuánto han tardado en decírtelo?
–...
–¿No me digas que estás celoso? –apoyó su pequeña mano en el fuerte torso del hombre de negro para poder tirar suavemente de su gabardina, mostrando una falsa misada de preocupación –, Entonces... ¿No soy solo un juguete para ti?
–¡¡No me vaciles Vermouth!! –tiró fuertemente de aquella mano para acercar su rostro al suyo y arrancar bruscamente aquella frágil pero efectiva mascara de silicona con la que había engañado a todo el mundo.
–¡Ohh, don't get angry! –rió mientras su cabello caía como una cascada dorada sobre sus hombros, cogió al aire el rostro de Sherry –, con lo que me había costado lograr ese tono de cabello que te vuelve tan loco...
–Sabes perfectamente que tienes prohibido disfrazarte como uno de nosotros, da igual el rango –agarraba con fuerza a la joven mujer –, pobre de ti si te has disfrazado de mi.
La mujer se mordió el labio divertida, en verdad no le intimidaba para nada, era una pena quería disfrutar de ese disfraz un poco más.
–¿Dónde coño está Sherry, Vermouth? –el localizador lo llevaba la mujer, esta soltó una pequeña risa. Solo obtuvo como respuesta como miraba de reojo sonriendo hacia una dirección, una oscura humareda se veía a lo lejos.
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Los días en la Organización: El error de Sherry
FanficDesde niña, la vida de Sherry/Shiho ha estado vinculada a la Organización Negra. Ahora ya es una mujer y quiere vivir por si misma, no será un camino fácil, ¿Cómo escapar de un grupo así? ¿Qué pasaría si llegase a enamorarse de uno de ellos? Gin, ¿S...