Little Cat 2 (Jimin, Jungkook, Yoongi y tú) +18

Parte 42

El tiempo había avanzado muy rápido. Tres semanas habían pasado con rapidez y Hari se sentía cada vez más desesperada.

El dolor en su vientre bajo comenzaba a molestarla poco a poco. Pero, por lo menos, todavía podía tener el control de sí misma, antes de empezar a revolcarse como toda una gata ante los pies del pálido.

Después de la conversación que había tenido con Hoseok, la felina había tratado de alejarse de la Gran Casa, más jamás pudo llegar muy lejos.

—Hoy era el día.

Yoongi se había preparado para tan esperado momento. Los guardias de la casa estaban a metros de distancia para evitar incidentes y había avisado que no se encargaría de nada por los últimos días.

Min estaba más que convencido de querer premiar a Hari y esa noche se lo dejaría muy claro.  Pero por el otro lado, Hari miraba a su alrededor mientras estaba en el fondo del jardín trasero, tratando de procesar cómo subir el muro que separaba al bosque del hogar del líder. 

Chimmy le gruñó llamando su atención y Hari no había podido evitar mirarlo con preocupación. 

— ¿Y cómo te llevo conmigo? — le preguntó angustiada — Es más que obvio que corres peligro al quedarte aquí mientras no estoy. Yoongi perdió por completo la cabeza y ... — el cachorro la miró chillando. — No te preocupes, amigo. — le habló agachándose para acariciar su cabeza. — Irás conmigo sí o sí. ¿Entendido? Ahora... — miró hacia arriba, tratando de pensar cómo escapar. — Hay que irnos de aquí. 

…

—Ji Hyo. — el señor Park entró a la habitación de su nieta, en donde ahora se encontraba su hija sentada en el colchón, acariciando una de las prendas de la menor. — Hija...

—Soy una tonta. — le dijo en voz baja. — Siempre confié en que nadie se enteraría, pero… Era más que obvio que no podría ocultarla por mucho tiempo.

—No hables así. Hablas como si ella estuviese muerta.

—Hari no quiso decirme nada de ella.

—¿A qué te refieres?

—La última vez que estuve en la Gran Casa, Hari no quiso decirme nada de mi pequeña. — el mayor la miró extrañado. — Ni siquiera quería verme y… — sintió sus ojos humedecerse — Era como si se sintiera culpable por algo.

—Estás imaginando cosas, Ji Hyo. — le dijo sentándose a su lado. — El Alfa quedó en algo conmigo. Ya te lo dije.

—¿Entonces, por qué Hari ni siquiera podía mirarme a la cara? — le preguntó angustiada.

—Hari se siente culpable por todo lo que pasó. Es más que obvio que no querría tenerte cerca. Le recordaría que estás lejos de tu propia hija. Es todo.

—Papá… — se puso de pie algo incómoda. — Abre los ojos. Algo extraño pasó y … Y ni siquiera sé si … Ni siquiera sé si mi hija está bien. — sollozó dolida, cubriéndose el rostro al sentir la preocupación invadir su pecho. — Por lo menos… Por lo menos, me hubiese gustado que me dijeran qué hizo con ella.

—Hija…

—¿Por qué me la quitó? — lloró desconsoladamente. — ¿Por qué lo hizo?

El señor Park se acercó para abrazarla y la apretó contra su pecho, sintiendo la angustia invadirlo poco a poco.

—Tranquila, Ji Hyo. Ella está bien. Ya veras.

Y aunque estaba tratando de calmar a su hija, no podía negar que él también empezaba a desconfiar de su líder.