Soy una blanda. Una total blanda. Había aceptado salir con Vivi al día siguiente a pesar de que eso era la peor de las ideas. Nada bueno iba a salir de allí, estaba completamente segura de ello, pero no pude negarme. La curiosidad era mayor que mi miedo.
Termine el turno de trabajo y suspire para volver al pasadizo y pasillos del Páramo. Me prepare mentalmente para las miradas y susurros hirientes, pero no me prepare para el hecho de que regresar a la habitación era mucho más difícil que ir al comedor.
Confundí el pasillo que pensaba que era el correcto y ahora no sabía si debía seguir avanzando en el pasadizo o retroceder. Calme mis nervios a regañadientes para no perder la compostura y decidí seguir avanzando, pero los pasillos me confundían por no tener un orden coherente o al menos uno que entendiera.
Subí y bajé varias veces sintiendo que estaba dando vueltas sin sentidos y que definitivamente estaba perdida. Lo que más me sorprendía es que justo en ese momento prefería estar perdida en el bosque antes de estar pérdida en un lugar lleno de personas caminando a mí alrededor sin que ninguna quisiera ayudarme. Había intentado preguntar por ayuda, pero simplemente me ignoraban y se giraban como si no hubiera dicho nada.
Era agobiante y también me invadía la sensación de impotencia. Al menos esta se calmó un poco cuando deslumbre la puerta con letras que decían: "Salud" a unos metros más adelante.
Me precipite a correr hacía ella y abrí la puerta rápidamente. Adentro una mujer pelirroja que estaba haciéndole un vendaje a una chica se sobresaltó y ahogo un grito por mi repentina aparición.
— ¿Qué quieres? —me hablo la pelirroja desde unos metros de distancia, poniéndose frente a la camilla donde estaba la chica con ojos hinchados.
— ¿Se encuentra Jimin? —pregunte luego de unos segundos en silencio, pensando si sería buena idea hacer aquella pregunta.
Ella frunció el ceño y me miro de abajo arriba.
—No.
Me sentí decepcionada al escucharla.
¿Ahora cómo iba a lograr volver a mi habitación?
—Por favor, Fabiola. Ella es una amiga. No la trates mal aquí adentro. Curar a los heridos y enfermos no debe tener distinciones. —hablo Jimin saliendo detrás de una cortina al fondo del pasillo que creaban las camillas.
La chica refunfuño y volvió a centrarse en la chica que lloraba en silencio.
No me sorprendió que mintiera, nadie acá parecía tener la mínima pizca de amabilidad...excepto quizás Jimin y Vivi.
—Esto sí que me sorprende. —dijo Jimin mientras se acercaba. — ¿Jk te dijo que él iba a estar aquí?
Eso me hizo quedarme callada unos segundos.
— ¿Jk? ¿Está aquí?
Jimin asintió y me hizo una señal para que lo siguiera entre las camillas hasta la más alejada, donde me había sentado a mí hace días. Allí vi a Jk dormido con una vía conectada al cuerpo con un líquido turquesa. Tenía el pecho descubierto y se notaban algunos moretones que hacían un enorme contraste con su cara que no había sufrido ningún tipo de daño. Además, tenía una herida en un costado que estaba vendada, que con solo verla trague saliva con fuerza. No tenía buen aspecto.
— ¿Qué le paso? —pregunte sorprendida
Jimin se encogió de hombros.
—Supongo que algo relacionado con la Guardia o contigo.
Me gire a verlo con el ceño fruncido.
— ¿Conmigo? No podría hacerle nada a él. ¿Acaso no me has visto? —levante mi brazo para que notara mi delgadez. —Jk podría tumbarme con un soplo.
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El tiempo rojo (Bilogía El Tiempo #1)
Science FictionDicen que el fuego es quien hace correr a todos, lo que hace que la gente sienta miedo o se sienta en peligro y esa fue la sensación que sintieron las personas del Páramo al tener a una nueva inquilina que no tiene idea de quién es, pero que con sol...