El tiempo rojo (Bilogía El Tiempo #1)

29

Después de almorzar y de darme un baño me acurruqué en la cama y me fue inevitable soltar un par de lágrimas, incluso no paré cuando Jungkook me rodeo con sus brazos.

—Esto me hace sentir culpable. No debí dejarte sola. —me susurro.

Negué con la cabeza al mismo tiempo que intentaba limpiarme la cara.

—Igual iba a pasar. Iba a reconocerme, estábamos en el mismo lugar.

—Pero por probabilidad...era demasiado alto la probabilidad de que encontraras a alguien que te conociera, sobre todo en el Ágora.

—No es tu culpa. No puedes tener todo controlado, Jungkook.

Y era cierto, él siempre tenía todo bajo control, sabía todo lo que pasaba y como resolverlo. Aunque yo haya cambiado eso en ciertos puntos...él sabía cómo afrontarlo. En este caso, las consecuencias de que me hayan reconocido podrían ser cosas que no pueda siquiera frenarlas un poco.

Eso lo hizo sentarse en la cama.

—Lo sé, lo sé...es solo que...no quiero perder esto. —nos señaló. —No cuando apenas y nos estamos dando la satisfacción de estar juntos sin sentirnos mal.

Lo entendía perfectamente. Tampoco quería que un percance pusiera en la cuerda floja lo bonito que habíamos conseguido el uno en el otro. No quería perder la esperanza de una vida tranquila.

—Solo quería que no te sintieras desplazada, por eso te di la misión de ir a esa tienda y...

—Oye, ya. Esta bien, no pasa nada. —lo interrumpí y quise consolarlo porque noté que estaba controlándose para no llorar.

Lo abrace por la espalda, pasando mis brazos por su pecho para tranquilizarlo. Se relajo en mis brazos poco a poco hasta que sentí que su respiración se estabilizo.

Le insistí para que se acostara conmigo y que dejara de pensar tanto por un par de horas, eran a penas las 2:00pm y podíamos descansar un poco antes de todo el estrés que acarreaba volver al Bosque de improvisto.

A pesar de ello, fue él quien se quedó dormido abrazando mi cintura y su cara a centímetros de la mía, mientras que lo veía y pensaba en quien podía ser la mujer a la que había visto.

Rose. —repetí mil veces mentalmente para ver si algo venía de golpe a mi cabeza, pero no obtuve nada. Era como si fuera una completa desconocida a pesar de que era obvio de que ella me había visto antes.

No creía que fuera una hermana o una prima, no éramos nada parecidas físicamente, aunque por la edad que aparentaba era contemporánea conmigo. Por lo que quizás era una amiga, una vecina o una simple conocida.

Sacudí la cabeza cansada de tanto pensar, sobre todo al ver que ya había pasado una hora completa desde que Jungkook se había quedado dormido.

Pensar en esa mujer no me iba a traer nada bueno. Al día siguiente ni siquiera me importará quien es ella porque iba a tener mi nueva vida con Jungkook.

Cerré los ojos y me obligué a dormir mientras entrelazaba una de mis piernas con la de Jungkook y enterraba la cara en su pecho.

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Un estruendo me hizo despertar de golpe. Todavía era de día por lo que podía ver de la luz que entraba por las aberturas de la cortina y según el reloj, faltaban un par de horas para que atardeciera... y Jungkook no estaba a mi lado. Se escuchó otro sonido de algo quebrarse junto con un pequeño grito de Eloisa. Eso me hizo poner rápidamente de pie y tome mi cinturón lleno de estrellas al escuchar sonidos de golpes.