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A pesar del primer choque en el supermercado, logre tomar el ritmo rápido de la situación y poder actuar sin que me afectará el día a día dentro de la Ciudad. Me entretenía memorizando las calles o contando mentalmente las similitudes o diferencias que encontraba con las personas, robots u objetos, era la manera de que me sintiera tranquila conmigo misma.

Fue por esa razón que tome la decisión de no darle vueltas a las cosas que recordaba de la Ciudad y mi vida anterior, preferí esperar a salir de allí para poder decirle a Jungkook lo que realmente me pasaba, así evitaba que se preocupara más y yo no le ponía más peso al asunto. Simplemente hacia como si no existiera, fingía que estaba bien, tal y como fingía al salir del apartamento.

Paso un mes entero donde salíamos casi todos los días y Jungkook, Dan y Koji fingían que trabajaban en las fábricas y debían irse todas las mañanas a verse con Ben, pero era para ir llenando el camión con todas las cosas que comprábamos o las que Ben conseguía haciendo trato con otras fábricas clandestinas. También Jungkook me explico que una de las cajas que nosotros habíamos llevado estaba llena de Niel y ese era la moneda de cambio para conseguir dinero, cualquier cosa necesaria y el pago correspondiente por el silencio de Ben.

Lo cual tenía lógica. Dudaba que alguien se arriesgara tanto por nada.

Fuera de eso, me tocaba quedarme a solas con Eloisa en el apartamento. Había intentado llevar una buena relación con ella, pero definitivamente no iba a pasar.

—Mira, Cerebrito. —me respondió cuando le pregunté cuántas veces había venido a la Ciudad simplemente por sacar un tema de conversación. Estaba aburrida y el silencio me estaba volviendo loca, pero ella se giró a verme con expresión hostil. —No estamos aquí para hacer amistades y si fuera así, no me interesa una amistad contigo. Por poco arruinas todo el primer día, no eres de fiar y todos dicen que has arruinado a Jk.

Después de eso, era claro que debía aguantar el silencio de las mañanas encerrada en mi habitación. Solo salía cuando Jungkook y los demás volvían para seguir con los deberes.

A veces salíamos juntos o solo salíamos por grupos. En mi caso siempre salía con Jungkook, solo los dos o acompañados de alguien más, pero nunca salía sin él y podía entender la razón: era el único que realmente velaba por mí.

Ese día Jungkook llego y nos quedamos solos en el apartamento durante la tarde, mientras los demás habían salido.

Decidimos limpiar algo el apartamento y luego deje que me enseñará a preparar una salsa para pasta.

—Es demasiado raro verte tan callada cuando estamos solos. —dijo mientras me abraza por detrás y apoyaba su barbilla en mi hombro.

Cerré los ojos y suspiré.

No valía la pena mentirle, se daría cuenta. Además de que era muy diferente guardar silencio para evadir una verdad que mentir. La primera era la más fácil, pero aun así ambas eran muy de cobardes, debía admitirlo.

Le baje la llama a la cocina y deje el cucharon a un lado para encarar a Jungkook.

—Lo siento. No sé cómo...realmente no me siento bien aquí en la Ciudad. Me siento como si estuviera mucho más atrapada que en el Páramo.

Él asintió y me acaricio la cadera.

—Lo entiendo, realmente lo hago. —respondió con la voz algo apagada. — y lamento que tengas que pasar por esto.

—En teoría, debería pasar por esto. No olvides nuestro fin. —dije intentando ser juguetona, pero no nos ayudo mucho. A ninguno. —¿Ya crees que la salsa esté lista?

Jungkook miro la olla y revolvió el contenido un poco antes de apagarla y servirnos a ambos. Teníamos mucha hambre como para esperar a los demás.

Decidimos comer mirando la televisión, esta vez mostraban como en unas pocas semanas empezaría "la semana de bodas". Una semana dedicada a todas las personas que iban a contraer matrimonio y que solamente podían hacerlo esa semana del año, porque del resto solo se debía cumplir con las obligaciones de la Ciudad.

El tiempo rojo (Bilogía El Tiempo #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora