III.

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Kara POV.

La mirada enojada de la señora Kent, me recorre por completo cuándo me ve salir con prisa del ala de cuidados médicos de la prisión. Un nudo se forma en mi garganta por verla así de enojada con mi presencia y por todo lo que ella debe estar imaginando ahora. Mantengo mi expresión solemnemente orgullosa y altiva al pasar por su lado, no dejándole ver cuánto me afecta qué piense qué puedo lastimar a Lena o qué acabo de lastimarla de nuevo para ser más específica. Sé qué no soy alguien de fácil trato y puedo parecer enojada y dura la mayor parte parte del tiempo, pero tengo mis razones para ser así con todos, pero a pesar de eso, a mí jamás se me ha cruzado por la cabeza lastimar a la ojiverde. Casi puedo sonreír tontamente al recordar cómo hace minutos la sentía amándome y adorando con pasión todo mi cuerpo con el candente suyo mientras siento mis mejillas calentarse al recordar nuestro apasionado encuentro.

Veo de reojo cómo la señora Kent, sonríe con suficiencia pensando qué mi reacción y el color qué de seguro tengo en mis mejillas era porque me hizo sentir algo de culpa con su silencioso reproche por lo qué crea qué le hice a Lena ésta noche; y sí ella supiera lo qué en realidad fue Lena la qué hizo de todo conmigo, no estaría mirándome así.

La dejo muy detrás de mí y puedo escuchar con claridad cómo sus pasos se dirigen hasta dónde seguro Lena está montando otra escena, qué sólo hará que mi fama de odio hacia  Lena se creciente más y más.

- Abre la reja.- le ordeno al guardia de seguridad cuándo estoy cerca a él, y enseguida obedece a mis palabras.

El aire frío de la noche me envuelve por completo al salir, eliminando el calor qué aún sentía en mi cuerpo por las fervientes caricias de mi pelinegra. Trato sin éxito de alejar su pasional recuerdo de mi mente y tengo qué recordar mantener mi expresión neutral, mientras me subo al coche en el asiento trasero y espero a qué mi chófer me lleve de vuelta a casa.

El camino está oscuro y las calles están tan solitarias, así cómo yo. Y no demoro en reprocharme una vez más qué no debí aparecer esta noche en la prisión sólo para entregarme a Lena de nuevo. Parece imposible para mí resistirme a buscarla cada mes y a pesar de qué siempre digo que dejaré de hacerlo, fallo miserablemente cada vez y lo de hoy fue una nueva muestra de mis fracasados intentos por evitar caer en toda la tentación qué es Lena Luthor.

Llego a mi casa mucho tiempo después, y luego de despedir a mi amable chófer, empiezo a recorrer todo el camino de tierra hasta la puerta principal de mi mansión. Y cuándo por fin estoy sola en mi acogedora mansión, puedo dejar salir todo el aire que vengo conteniendo no sé desde hace cuánto tiempo. Pero no debería sorprenderme de estar así porque siempre me pasaba lo mismo cuándo terminaba de estar con Lena. Y es qué no sé qué me lastimaba más, tratarla con fingida indiferencia y crueldad o alejarme cómo sí nada hubiera pasado cuándo ella terminaba de tomarme cómo suya.

- ¿Por qué demonios me sigo haciendo esto?- grito frustrada en medio de la solitaria estancia, pero en nada calma mi malestar, sólo se asienta más en mí.

Prendo a tientas la luz del recibidor, qué se ilumina rápidamente bajo la fría luz artificial y guiándome de esta, empiezo a caminar con total desgana por todo el pasillo qué conduce hasta mi estudio. Al llegar ahí, busco una botella de whisky y en una pequeña copa me sirvo un poco del rico líquido ámbar. Luego, llevo la copa a mi boca y tomo de un sólo trago la amarga bebida, qué quema por completo mi garganta al bajar por ella. Todo esto parecía un estúpido círculo vicioso, en el que por supuesto mi vicio es Lena y lo maravillosa qué ella es y lo bien que me siento estando y entregándome a ella. Y me molesta demasiado tener qué seguir siendo dura con Lena y mostrarme tan indiferente a sus palabras y todas las brillantes miradas qué me regala sin duda ni pena, y ante lo qué a lo nuestro se refiere cada maldito último sábado del mes; pero la realidad de todo lo qué pasaba, me exigía comportarme así e incluso debería comportarme mucho peor, o eso quiero creer, porque he pasado tanto tiempo haciendo esto, qué ya no estoy segura de nada. Pero sé qué estoy haciendo mal estando con Lena de esa forma tan deliciosamente íntima, aprovechándome de su total inocencia sobre quién en realidad soy y ese peso en mi conciencia cada vez se agranda más y más, porque a pesar de todo el minucioso plan que tracé hace demasiados años, jamás imaginé que terminaría jugándome en contra, porque en algún punto de estos largos años de conocernos, yo me enamoré de ella. Y ese sentimiento está haciendo estragos en mí y en todo lo que quería o lo qué pensé querer equivocadamente, porque después de tantos años juntas, conociéndonos tan profundamente, ya todo parecía perder todo el sentido para mí.

INVICTUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora