INVICTUS

XII.

Lena POV.

En el instante en qué me dí cuenta de qué todas las puertas de la mansión de Kara estaban totalmente selladas, sin ningún indicio de vida dentro de la oscura estancia, supe qué me equivoqué terriblemente en dejar pasar tanto tiempo sin buscar a mi rubia y de sólo recordar qué la dejé con la palabra en la boca hace más de una semana en medio de la oficina de su abogado y amigo, me hace querer gritar llena de impotencia.

Y es qué juro qué cuándo salí de la oficina de su abogado rogando por aire para mis pulmones, sólo quería alejarme lo más posible de la sensación de decepción qué sentí al saber qué la mujer qué amo fue también la responsable de la peor experiencia de mí vida peleando en ese asqueroso Coliseo; pero cuándo estuve lo más lejos posible de esas oficinas, las ganas de volver con Kara inundaron todo mi cuerpo; pero desgraciadamente no le hice caso a mis deseos, porque por la forma en qué me escapé de ella, estaba segura de qué mi rubia estaría totalmente a la defensiva conmigo y en mi estado de desconcierto por la cruda revelación qué me hizo su abogado, yo tampoco estaba en las mejores condiciones para hablar tranquilamente con ella; pero ahora qué su mansión está vacía sin ningún rastro de Kara aquí, me hace entender lo estúpida qué fui al dejar pasar tanto tiempo sin buscarla; porque los días qué siguieron a esa mañana en qué huí de la amable sonrisa en sus labios y de sus preocupados ojos azules por mi lejanía, han sido una mancha borrosa ante mis ojos, con todo el lío de mi mente lleno de tantos pensamientos y con mi corazón batallando entre la verdad qué ahora conozco qué me hacía sentir muy decepcionada, contra el amor sincero qué Kara cultivó en mí todos estos años y qué estoy segura de qué ese sentimiento perdurará en mí hasta el final de mi vida. Y el lago privado qué construyó mi padre en la mansión qué agria es totalmente por gusto y disposición de Kara, fue el único testigo de esa cruel batalla qué estaba viviendo y sabía muy en el fondo qué la única qué podía salvarme de esta espiral interminable, es la misma por la cuál entré en ella. Y sintiéndome así, yo no tenía cabeza para comer, o comprar la ropa qué tanto necesitaba y mucho menos tenía mente o ganas para ponerme al día con todas mis nuevas responsabilidades con LuthorCorp y toda la fortuna de mis padres, qué gracias a mi rubia está de vuelta en mis manos.

Pero sé qué todo se sentía así, por la enorme culpa qué tengo atravesada en el pecho por haber reaccionado tan mal hacia Kara, ¿Por qué de qué tenía la culpa ella? ¿De querer ayudarme y buscar los medios necesarios para hacerlo? Porque nadie podría exigirle un apoyo hacia mí, la misma persona qué le arrebató a un ser tan querido y ella no sólo me ayudó sin pedirme nada a cambio, sino qué además me devolvió todo lo qué alguna vez fue de mis padres. Sé qué no puedo exigirle nada ni reclamarle porque sus métodos fueran algo extremos, porque a fin de cuentas dieron sus frutos; porque aunque Kara nunca hubiera estado en Metrópolis para dirigir la prisión de máxima seguridad dónde hasta hace poco estuve recluida, yo habría pasado todos estos años pagando por haber asesinado al hombre qué la crió cómo un padre y junto a mi condena habría terminado igualmente luchando en el Coliseo para formar una fama de mujer peligrosa a mi alrededor; sólo qué de haber sucedido así, no habría tenido a nadie a quién echarle la culpa de mis desgracias, salvo a mi misma. Es por eso qué ahora con la cabeza fría, lamento tanto haber tomado tan mal esa confesión del abogado Lord sobre lo qué hizo Kara; porque ninguna de las dos tendríamos qué estar alejadas ahora y sí hubiera llegado a esa misma conclusión hace una semana cuándo la tenía luciendo tan hermosa frente a mí, ahora mismo su mansión no estaría tan vacía sin su preciosa dueña y yo no me sentiría tan a la deriva sin Kara.

Fue inevitable recordarla diciéndome sus planes de ir lejos de aquí para retomar la vida qué dejó en pausa en Londres para ayudarme. Y lo peor es qué sospecho con demasiada probabilidad de verdad, qué mi distante actitud aquella mañana le dió el último empujón para decidirse a irse, dejando atrás todo lo qué vivimos juntas. Pero me niego rotundamente a permitir qué eso suceda, porque sí superamos el violento pasado qué nos unió al principio y sí a pesar de eso ambas encontramos nuestro camino para querernos, porque después de conocer todas nuestras verdades, no tengo ninguna duda qué Kara corresponde en algo a mi amor por ella, porque sólo alguien qué ama de verdad, arriesgaría tanto por otra persona y aunque parezca imposible para mí todavía qué una mujer cómo Kara me quiera, no voy a luchar contra el mejor regalo qué la vida me dió al ponerla en mí camino y sí tengo qué superar este enorme obstáculo de la distancia, lo haré con todo gusto, porque sí ella se fue por mi falta de comunicación, yo la recuperaré expresándole todas las razones de mi comportamiento esa vez y le explicaré qué no estoy resentida con ella y sí Kara decide escucharme, espero poder tenerla cómo siempre quise y eso es precisamente cómo mí novia.