XX.

845 149 5
                                    


Lena POV.

Aún no puedo creer todo lo qué ha pasado en menos de veinticuatro horas, pero gracias a Dios que lo he podido vivir; porque juro qué ayer cuándo me desperté por la mañana no se me pasó por la mente qué tendría a mi hermosa novia frente a mí y mucho menos pude imaginar todo lo qué pasaría después de finalmente encontrarnos.

Casi me parece increíble qué hubiéramos tardado tanto tiempo en tenernos así frente a la otra sin ninguna pantalla de por medio qué nos alejara; y aunque sé qué así nos tocará por al menos un tiempo más hasta qué termine mi condena, sí es qué queremos hacer funcionar lo nuestro, y eso es lo qué más quiero en la vida; tengo qué admitir qué me llenó de dicha qué Kara tuviera el gran detalle de escaparse por un tiempo de sus extenuantes obligaciones para venir hasta aquí conmigo, simple y sencillamente porque me extrañaba tan locamente cómo yo lo hacía con ella.

Y ahora ni siquiera puedo empezar a pensar en el momento en el qué ella deba volver a Londres, y tampoco quiero hacerlo, porque la sola idea de qué mi hermosa novia vaya a quedarse conmigo por varios días cómo me lo confesó después de qué hicimos el amor ayer; me tiene en la novena nube de felicidad y absolutamente quiero vivir en esta para siempre; y pensar en las oportunidades qué tendremos para compartir nuestros días cómo una verdadera pareja sin ningún tipo de secretos entre nosotras y lo qué es mejor, sin tener que ocultarnos de la mirada de la gente qué de seguro verán con muy malos ojos nuestro amor, me hace aún más feliz de lo qué ya soy por ser amada por mi rubia y por el brillo en los ojos azules de mi novia cuándo me confesó esa maravillosa noticia, sé qué Kara también está muy feliz por esta nueva faceta de nosotras cómo novias y todo este nuevo tiempo juntas y eso absolutamente me encanta.

Suspiro con entusiasmo, con mis nervios inundando todo mi cuerpo sobre el asiento del pasajero de mi camioneta, viendo las incandescentes luces de la ciudad mientras recorremos nuestro camino hacia un restaurante en el centro de Metrópolis para nuestra primera cita oficial cómo novias.

Miro de reojo al lado del conductor, viendo a mi hermosa rubia vestida para matarme de la dicha con un entallado vestido negro qué cubre a la perfección cada curva de su hermoso cuerpo, qué no me canso de recorrer a besos. La observo con picardía recordando cómo fue qué lo escogimos en medio de sensuales y provocadores desnudos de su parte y únicamente para mí penetrante mirada, qué no se perdió ni un sólo detalle de ella mientras tenía una fuerte erección entre mis piernas, qué no bajaría pronto mientras la veía con deleite mientras se probaba varios seductores conjuntos qué trajo en su maleta, misma qué ahora está guardada en el maletero de mi camioneta esperando qué volvamos a Luthor Manor, porque no hay forma en la qué quiera dejarla vivir en su casa tan separada de la mía en estos pocos días qué ella pasará aquí en Metrópolis; y para mí suerte, Kara tuvo la misma idea, así qué atrapadas en medio las paredes de su elegante habitación en su mansión, organizamos todo para su estadía en Luthor Manor mientras ella terminaba de vestirse tan sensualmente con ese vestido qué definitivamente quiero quitarle con mis dientes al finalizar nuestra noche. Muerdo mis labios con fuerza, casi cómo si pudiera saborear su belleza porque definitivamente su porte, su inteligencia y todas sus sensuales curvas no son de este mundo. Y viéndola así, no puedo evitar pensar qué soy la mujer más afortunada del mundo al tener a una mujer cómo Kara conmigo, qué me lo ha dado todo, desde su perdón, hasta su apoyo y sobre todo su profundo amor correspondiendo todos mis sentimientos; y  darme cuenta de su sonrisa llena de conocimiento por mi penetrante mirada sobre ella, me hace confirmar cuán afortunadas somos de tenernos en esta vida.

Veo su mano derecha soltar la palanca de cambios para acercarse lentamente a mi pierna y encantada extiendo la mía para entrelazarla suavemente con la suya. Una calidez llena nuestras pieles unidas y siento una buena cantidad de cariño y amor extendiéndose por todo mi cuerpo cuándo ella se inclina sobre el dorso de mi mano, para besarme justo allí sin apartar ni un sólo segundo su mirada del largo camino frente a nosotras; antes de volver a ubicarse correctamente sobre su asiento.

INVICTUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora