XXIV.

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Lena POV.

Parpadeo perezosamente entre sueños tratando de salir de mi aletargada inconsciencia, con mi cuerpo totalmente desnudo rozándose sobre las sedosas sábanas de mi cama tamaño King mientras mis manos se extienden lentamente sobre la superficie de ésta buscando el cálido cuerpo de mi rubia, pero lo único que encuentran mis manos es un puesto frío y vacío a mi lado dónde ella debería estar profundamente dormida. Abro mis ojos al instante, sólo para comprobar con ellos lo qué mis manos sintieron, y eso es precisamente qué mi novia no está conmigo.

La suave luz del sol naciente de la mañana me da directo en mis adormilados ojos mientras recorro toda mi habitación de un lado a otro tratando de buscar con mi mirada algún rastro de mi hermosa novia, pero todo lo qué veo, no es ella, para mí tristeza.

Respiro profundamente mientras me incorporo sentada sobre mi desordenada cama dónde hasta hace unas pocas horas tenía a mi hermosa rubia gimiendo mi nombre en jadeantes susurros en mi oído mientras nos hacíamos apasionadamente el amor. Mi miembro pulsa con necesidad entre mis piernas por las imágenes de nuestra noche de pasión y llevo inevitablemente mi mirada a mi entrepierna, viendo cómo mi erección mañanera está totalmente lista para una nueva ronda y estaría placenteramente dispuesta a intentarlo, sí es qué mi rubia no se hubiera desaparecido de mi presencia.

- ¿Kara?- pregunto en un leve grito qué sale roncamente de mis labios por todos los gemidos de nuestra última noche juntas. - ¿Amor?- vuelvo a insistir mientras busco ponerme de pie, pero la única respuesta qué obtengo es un sepulcral silencio a mí alrededor.

Mis labios hinchados por todos los besos qué nos dimos se fruncen en un infantil puchero por despertar y no tenerla a ella conmigo, ¿Dónde puede estar? Porque Kara no me mencionó nada sobre algún asunto pendiente hoy qué le requiriera su pronta presencia. A menos qué el asunto no sea aquí y qué ella haya tenido que irse a Londres de urgencia, pero eso es imposible porque ella no se iría sin despedirse de mí, sé que Kara no haría eso, no sé iría de aquí sin decirme nada después de la apasionada noche qué pasamos juntas y con todo lo qué nos cuesta estar juntas de esta forma. Pero no niego qué pensar en la posibilidad me aterra lo suficiente cómo para acelerar en instantes los latidos de mi corazón. Respiro profundamente tratando de alejar esos pensamientos y sensaciones de mí, porque en verdad me habría encantado despertar con Kara hoy, porque son tan pocas las oportunidades que tenemos para hacerlo, qué cuándo nuestra pasión terminó, me dormí con la plena certeza de qué despertaría felizmente con ella entre mis brazos, porque no olvido que ella mañana volverá a Londres y quizás cuándo sea posible qué Kara vuelva de nuevo aquí, considerando que tengo terminantemente prohibido abandonar esta maldita ciudad.

Mis descalzos pies tocan el frío piso de madera de mi habitación mientras me apoyo en ellos para pararme totalmente erguida. Siento un escalofrío recorrerme todo el cuerpo por el brusco cambio de temperatura y mis músculos se resienten por todo el placentero esfuerzo qué hicimos anoche mientras avanzo por la solitaria habitación hasta mi baño privado, qué al igual qué mi habitación, luce sin un sólo rastro de mi rubia.

- ¿Dónde estás linda, Kara?- murmuro al viento cómo si pudiera así obtener mágicamente una respuesta mientras entro lentamente a mi ducha.

Extiendo mi mano derecha hasta la llave del agua y enseguida siento ligeros chorros de agua tibia cayendo sobre mi cabeza, bajando con prisa por todo mi cuerpo. Murmuro de gusto disfrutando de la deliciosa sensación del agua sobre mi piel, qué relaja todos mis músculos antes tan contraídos cuándo recién desperté.

Tomo el jabón de cuerpo entre mis manos para empezar a lavar centímetro a centímetro todo mi cuerpo mientras recuerdo cada segundo de mi última cita con mi rubia. Ella estaba vestida para matar con un ajustado vestido azul cielo que iba a juego con sus preciosos ojos tan azules en los qué adoro perderme y juro qué su vestido se ajustaba a cada linda curva de su cuerpo, mientras yo iba a la altura de la ocasión, usando por primera vez el último regalo de mi novia, qué era un revelador vestido negro hasta mis rodillas con un gran y profundo escote, qué no estaba muy segura de usar hasta que vi a Kara totalmente ensimismada viendo mis grandes senos apenas cubiertos por la tela de mi vestido y descubrí gustosamente el motivo por el qué lo había escogido precisamente para mí, por lo que fui totalmente feliz en disfrutar de la fija y provocadora mirada de Kara sobre mi en nuestra noche de cita.

INVICTUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora