12; Recompensación candente.

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Nos estábamos preparando para ir a casa, los chicos le habían traído ropa a Jungkook, y todo parecía marchar sobre ruedas. Hasta que terminamos de acomodarnos y decidimos abandonar aquella gélida habitación. Entonces, cuando atravesamos la puerta, la policía llegó. Ellos querían su declaración, entonces él les dijo que iría enseguida, pero antes, le pidió a Jin que me lleve al departamento, y luego que fueran a buscarlo a él, aún cuando le insinué que podría acompañarlo, ya que la idea de estar lejos de él no me causaba ni una pizca de gracia…

No podía dejar de caminar en círculos alrededor del sofá, parecía un hámster en cautiverio. La espera estaba haciendo estragos en mí, y el hecho de que él no haya querido que lo acompañase, aumentaba mis pensamientos negativos. Necesitaba ver con urgencia a Jungkook golpear esa puerta. Temía mucho que otra vez desapareciera, y sabía que era un pensamiento incongruente, pero al mismo tiempo, era algo que no lograba eludir. Y al no tener mi maldito teléfono, no podía ni siquiera llamarle o enviarle un mensaje, intentando sondear la situación.

Muchos minutos después…

¡Jungkookie!—di un saltito retozón y me abracé a su torso.

—Emily —mistó cansado, poniendo sus manos sobre mis oídos por encima de mi cabello, besando mi coronilla, como buscando recuperar algo de su paz perdida.

—¿Cómo te fue?—investigué alejándome un poco de él, para observar su precioso rostro, sin quitar mis manos de su cintura. Él suspiró profundamente.

—Todo está bien —volvió a abrazarme, pegándome a su pecho. No me quejaba, pero había un aura muy extraña en el ambiente. Una que no indicaba cosas buenas—. ¿Y ustedes cómo están?—se agachó para dejar su rostro frente a mi vientre, rodeándome con sus fibrosos brazos. Luego se puso de pie y caminó hasta el sofá con sus hombros caídos y cabeza gacha.

—¿En verdad está todo bien?—me senté frente a él, que no dejaba de esquivar mi mirada desde que había llegado y, aunque no era la gran cosa, dolía, dolía mucho.

—Lo estoy, no te preocupes —espetó, tomando mis manos, fijando la mirada en ellas. Lo que encendió mi interruptor de recelo e hipótesis alocadas y desmedidas:

Quizá siente culpa por haberse acostado con Julieta, y por ello no puede verme a los ojos. O…tal vez ya no me ama y se cansó de fingir.

Fruncí el ceño, dejándome influenciar por mis pensamientos desdeñosos que comenzaban a cristalizar mis globos oculares. Y puedo asegurar que él lo hubiese notado, si se parase a verme un momento, pero seguía escaneando cualquier otro sitio de la sala que se atravesara en su camino, en lugar de detenerse a verme a mí.

—Está bien, me iré a trabajar, ten un buen día —suspiré con rendición y una pizca de agobio, besando su frente, sintiendo una aguda opresión de angustia en mi tórax.

—Espera —él me tomó de la muñeca—, perdóname —se puso de pie y me abrazó—. Soy un idiota —ladeó su cabeza y sentí sus labios besando mi cuello, mientras sus cálidas manos vagaban por mis glúteos. Luego las subió y me sostuvo de los laterales del rostro, uniendo nuestras frentes—. Estoy tan estresado que —su respiración se había vuelto todo un caos, y se acalló solo para aprisionar mis labios entre los suyos—… Déjame recompensarte —susurró en mi oído, casi como una incitante súplica, quitándome mi abrigo. Subí mis manos de su pecho a su cuello, nuestras narices estaban juntas y solo podíamos ver la mirada del otro.
 
—¿Cómo planeas hacerlo? Fueron siete días, Jungkook —lo desafié con una clara lascivia.

› Emily Love Story 🌺 2 ‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora