[Libro 2] Nuevos dilemas pondrán a prueba su amor. El misterio, la tragedia y el desconcierto se apoderarán de sus vidas en este trascendental momento, donde solo deberían estar disfrutando de su primer embarazo. Solo que...la felicidad se esfuma co...
Después de cenar ensalada con pechuga de pollo, Jungkook dijo que tenía un regalo para mí, y me pidió que lo esperara en la cama con mi camisola de dormir puesta. Así que, obedecí al instante, me puse mi pijama y me recosté, cubriendo solo mis piernas y parte de mi estómago con las sábanas y el edredón.
—¡¿Ya te acostaste?!—grita desde la cocina con un tangible entusiasmo.
—¡Claro! ¡Te estoy esperando!—exclamo exponiendo mi emoción. Segundos después, lo veo entrar con su laptop debajo del brazo y un tazón con helado de fresa junto a una cuchara—¡Wow! ¿Eso es para mí?—señalo el tazón con una vivaz entonación.
—Así es, vamos a ver nuestra serie mientras dejo que comas tu helado favorito en la cama —rodea toda la alcoba hasta quedar parado a mi lado—. Espero que lo disfrutes —besa mi frente y me entrega por fin el tazón. Camina hasta el otro lado recostándose a mi lado, encendiendo la laptop sobre su regazo, mientras yo saboreo sin prisa la deliciosa crema helada que se deshace en mi boca, deleitando mis papilas gustativas.
—¡Está delicioso! ¿Quieres un poco, Jungkookie?—le extiendo la cuchara con un poco de helado en ella.
—No, amor. Sabes que prefiero el de chocolate —rápido me quita la cuchara, besa mi mejilla y luego él mismo la adentra a mi boca.
Vimos los últimos tres capítulos de la segunda temporada de “Vikingos” y nos dispusimos a dormir...
A mitad de la noche desperté con náuseas, era raro, hacia tiempo que había dejado de tenerlas, así que culpe de todo a la ensalada insípida que Jungkook preparó para la cena. Fui al baño, sintiéndome un poco mareada; hice lo que la naturaleza me ordenó y salí tras lavar mis manos. En el camino me quedé observando las puertas del balcón, estaban cerradas, y la poca luz que atravesaba las cortinas provenía de la tenue luminaria de afuera, iluminando mínimamente la sala y parte de la cocina. Entonces sentí escalofríos, había recordado la madrugada en que Jungkook desapareció, así que la ansiedad se conjugó con el temor, invadiéndome de improvisto, y tuve que correr a nuestra habitación, temiendo que al llegar no estuviese allí…Abrí la puerta muy despacio, conteniendo la respiración. El cuarto estaba en completa penumbra, así que no lograba verlo, no obstante, al acercarme más, oí como roncaba suavemente y sonreí, soltando todo el aire que había contenido. Me acosté a su lado, abrazándolo un momento, pero él no se despertó, por lo que asumí que ni siquiera lo percibió. Luego encendí mi lámpara de noche, vislumbrando el libro que Namjoon le había recomendado que me comprara. Hacia tiempo que no escribía en él, y como no sentía nada de sueño, me puse manos a la obra:
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