› Emily Love Story 🌺 2 ‹

28; La leyenda del Colibrí.

Narra Jungkook.
Los chicos habían partido a casa luego de tener una pequeña disputa sobre quién sería el padrino de SugMin y BonGi; sin llegar a un veredicto en concreto, pues les dije que Emily se encargaría de elegirlos, aunque están seguros de que ella dirá que todos ellos pueden serlo, ellos, y por supuesto, Ashley, a quien Mark esperaba en una de las incomodas sillas de fuera de la habitación, ya que ella se negaba a despegarse de su amiga, y era totalmente entendible, pues yo padecía el mismo sentimiento de apego.

Saludé a Mark con una sonrisa, a la vez que le hacía una reverencia con la cabeza, y tomaba el pomo de la puerta de la habitación donde Emily descansaba junto a su amiga, quien sostenía una de sus manos mientras dormitaba con medio torso sobre la camilla. Siendo muy cauteloso comencé a moverla desde el hombro, susurrando su nombre para que solo ella despertara; cuando logré mi cometido, y vislumbré como lentamente abría sus párpados, le sonreí de manera tenue, ya que de igual manera me sentía muy cansado.

—Mark espera por ti allá afuera —le guiñé el ojo—… deberías ir con él. Vayan a casa y descansa, yo la cuidaré, no debes preocuparte. Además, tu pequeño porotito te lo agradecerá —ella sonrió al escuchar ese apodo, entonces acarició su vientre y se puso de pie, sin soltar la mano de Emily.

—Tienes razón, todos necesitamos descansar —su mano se posó en mi hombro diestro—, y eso te incluye —sonrió, seguramente recordando el día en que dijo aquella misma frase, tras encontrarme sobre su mejor amiga, estando a centímetros de besarla, ella nos interrumpió, y luego nos invitó a desayunar, pero yo estaba en shook, no era la primera vez que nos interrumpían justo cuando iba a besarla, entonces ella dijo esa misma frase: “¡Ey! Jungkook, dije NOS espera, eso te incluye”. Sacándome de mi absorto estado.

—Lo haré. Cuídate, Ashley. Gracias por nunca abandonarla —mi sonrisa se expandió, ella era un soporte muy grande para mi ricitos de oro, aún más que su propia madre, por lo que siempre le estaría agradecido.

—Eso no necesita agradecimiento, he estado toda mi vida a su lado, y no pienso abandonarla nunca, así que, cuidado, Jeon Jungkook —ella bajó el pomo de la puerta, abriéndola solo unos centímetros, ya que se detuvo para hacerme un mohín de advertencia, bajando un poco su párpado inferior con su dedo índice por un ínfimo instante, luego se marchó satisfecha.

Tomé asiento junto a la camilla de la preciosa madre de mis hijos, y la observé meticulosamente, notando que Ashley había acomodado un poco su sedoso cabello, además de ponerle un ligero hidratante rosa sobre sus labios, sus carnosos labios, haciéndolos lucir tan apetecibles como de costumbre, tentándome a querer besarla, pero solo me limité a tomar su mano y descansar mi cabeza sobre el largo de mi brazo, quedándome dormido casi al instante, oyendo su tranquila respiración.

Narra Emily.
Un melódico canto, acompañado de una suave sonatación logró sacarme de los brazos de Morfeo; dirigiendo rápidamente mi vista a la ventana a mi derecha, pues desde allí provenía aquel alegre sonido. Mis comisuras se elevaron, y mis orbes se volvieron acuosos, un hermoso Colibrí orejimorado aleteaba con fervor sus alas, comenzando a volar en círculos con su característico brío. Parecía tan feliz que no pude evitar sorber mi nariz debido a la emoción que me produjo volver a verlo, ya que los colibrí son oriundos de América del sur, por lo que verlo aquí no era precisamente una coincidencia, esto más bien era un hecho místico.

—Mh, no sabía que los colibrí podían causarte tanto sentimiento, ahora estoy celoso —formuló Jungkook, haciendo un puchero sin levantar la cabeza de sus brazos. Al parecer llevaba un rato mirándome sin que yo lo notara.