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Toda la clase tenía su atención puesta sobre el ahora profesor Karasuma. Nos explicaba lo que aprenderíamos con él en la signatura que impartiría. Toda su enseñanza era, claro está, con el objetivo de acabar con la forma de vida desconocida apodada como "Koro-sensei".

—No me apetece para nada un examen a sexta hora—mostré mi mal humor, caminando entre dos compañeros clase.

—Una pena que no hayamos podido ir antes a casa—comentó Nagisa.

—Estamos a tiempo de hacer campana—Sugino me miró suplicante.

—Sacaré malas notas—admití—. Pero jamás me escondo de mi destino—dramaticé con la mano cerrada sobre mi pecho.

Aceleré al paso, deteniéndome casi al final de las escaleras al ver los rostros sorprendidos de mis compañeros.

—Buenas, Nagisa.

Sentí mi cuerpo estremecerse. Esa voz tan familiar me dio escalofríos, haciendo que mirase al frente de inmediato.

—Cuánto tiempo—su vista bajó hacia mí.

Me eché hacia atrás inconscientemente. Sentía como si sus ojos pudieran devorame en cualquier momento, y no hablemos de lo pequeña que me sentía comparada con él, sobre todo al estar un par de escalones por debajo.

—Encantado de volver a verte, chica problemática.

Bajó esos escalones que mantenían la distancia entre nosotros, quedando a escasos centímetros de mi cara. Eché mi cabeza hacia atrás para evitar cualquier inconveniente.

Gracias al cielo su atención se centró en otra parte y me permití dejar de aguantar la respiración.

—¿Tú eres el malvado Koro-sensei?—caminó hacia el nombrado—. ¡Increíble! Es verdad que parece un pulpo—lo observó desde más cerca, quedando frente a él.

—Tú eres Karma Akabane, ¿verdad?—levantó uno de sus tentáculos—. He oído que tu expulsión acababa hoy. Pero eso no es excusa para llegar tarde tu primer día—dijo con la cara morada y una gran equis en su rostro.

Karma soltó una risita. Parecía de lo más tranquilo.

—Es duro volver a la rutina. No te cortes en llamarme por mi nombre—extendió su mano hacia el pulpo—. Encantado de conocerte, profe.

—Igualmente, vamos a pasarlo bien este año—recibió el apretón.

Mal asunto. Su tentáculo explotó en cuanto Karma apretó este con fuerza, sacando un cuchillo anti-sensei de su manga y atacando a Koro-sensei, quien lo esquivó con los nervios invadiendo su ser.

En efecto, o nuestro ángel había aparecido para salvarnos de ser aniquilados con la Tierra, o un demonio estaba listo para jugar su propio juego.

Sea lo que sea, Koro-sensei parecía estar afectado al ver a Karma mofarse en su cara.

—Nagisa, ¿qué clase de persona es Karma?—preguntó Kayano con curiosidad.

—Bueno... Estuvimos en la misma clase en primero y segundo, pero lo expulsaron por su conducta violenta—explicó, nervioso—. Dicha conducta fue lo que le hizo acabar en la clase E. Pero aquí, podría ser el primero de la clase.

—¿Qué quieres decir?

—En lo que a armas y trampas se refiere, Karma nos lleva mucha ventaja—miró al pelirrojo alejarse hasta el aula.

Bueno, preferiría quedarme aquí en vez de estar haciendo el control, pero después no me queda tiempo para terminarlo. Aunque tampoco iba a esforzarme.

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora