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—¡Insensibles!—señalé a Karma—. ¿Cómo podéis tener tan siquiera en mente la desgarradora idea de desperdiciar unas delicias culinarias?

Acaricié la cabeza de Kayano, quien me abrazaba al sentirse fatigada ante el plan de asesinato propuesto por la chica de ciencias que apoyaron dos más de mis compañeros.

—Y después dice que no es melodramática—dijo Karma con diversión.

—Se conocen muy bien—sorió Kanzaki usando ese lenguaje tan formal—. Hacen una pareja perfecta.

—Otra más a la lista—me uní a Kayano, lamentando mi existencia dramáticamente.

—Solo son rumores—afirmó Karma, cosa que me hizo mirarlo con sorpresa—. A los del campus principal les gusta mucho divertirse.

—¿No son pareja?

—No—afirmé rotundamente—. ¡Olvidémonos de todo eso y del asesinato!—levanté mi puño en el aire—. ¡Vamos a disfrutar de este viaje!

Por una vez en la vida todo mi grupo estuvo de acuerdo conmigo, así que nos adentramos en Kioto para contemplar todas su maravillas históricas.

—¿Eh? Dentro del Distrito Gion a penas hay señales de vida.

Nuestro grupo mencionaba el plan de asesinato mientras Karma y yo discutíamos, más adelante, sobre el sabor del café.

—No, no es que no me guste del todo—traté de explicar—. Pero es como si su sabor...

—"Perfecta" es la palabra.

Todos guardamos silencio, viendo a una banda con malas pintas frente a nosotros.

—¿Por qué andáis por zonas como esta, donde sois presa fácil?

Nos sobresaltamos al vernos rodeados por la banda al completo. Otro grupo apareció por detrás, dejándonos sin salida.

—Retrocede—sentí la mano de Karma empujando de mi cintura hacia el resto del grupo—. ¿Qué ocurre, caballeros?—levantó la voz—. No parece que estéis aquí de turismo.

—No me interesan los tíos. Deja a las chicas y vete a tu cas...

Un rápido movimiento de Karma y ese tipo ya estaba con la cabeza estampada en el suelo.

—¿Ves, Nagisa? No pasará nada si peleo, mientras no haya testigos.

Otro hombre fue al ataque con un arma blanca en mano, mientras, el resto de la banda se acercaba a nosotras.

—No—escuché la voz de Okuda.

Me abalancé sobre el hombre que la había tomado de la muñeca, dándole un puñetazo y haciendo que retrocediera un poco.

—Corre—aproveché la distracción para empujarla hacia un callejón—. Escóndete.

Iba a ir a por el resto de mis compañeros, entonces, unas manos me tomaron por los brazos.

—¡Suéltame!—bramé.

Busqué a cada uno de mis compañeros, buscando que se encontraran bien a pesar de estar siendo secuestrada. ¿Por qué? Bueno, creo que era la forma en la que mi cabeza estaba enfrentando la situación, hasta que mis ojos se cruzaron con esos iris color cobre. Fue ahí cuando comprendí la gravedad del asunto.

—¡Karma!

Veía cómo ese grupo de desgraciados le estaban dando una paliza, y todo por mi culpa. Si no lo hubiera distraido al haber gritado, ese indeseable no lo había tirado al suelo, no habría hecho que bajara la guardia.

Si hubiera sabido defenderme en ese momento nada de esto estaría pasando.
Y ahora estos miserables no nos pondrían las manos encima solo para rebajarnos al mismo nivel en el que se clasifican como parte de la sociedad.

Trataban de convencer a Kanzaki de que se uniera a ellos. Ella parecía estar invadida por la duda, venía de una familia prestigiosa y quiso deshacerse de esas obligaciones en un pasado. Entonces, Kayano respondió.

—Cerdos—dijo con repugnancia.

—¡¿De qué vas con esa mirada de superioridad?!—gritó el líder, tomándola por el cuello de la camisa para levantarla del suelo—. Os vamos a rebajar a nuestro nivel—la lanzó sobre el sofá desgastado que se encontraba detrás de nosotras.

Me puse delante de Kayano, con intención de protegerla a pesar de estar atada de manos y no poder hacer nada completamente útil.

—Empezaremos por tí, mocosa.

Su mano se acercaba a mi ropa, pero traté de retroceder, siendo inmovilizada por otro tipo de la banda.

—Nos divertiremos tanto mirando las fotos de recuerdo que os vamos a hacer.

Esa sonrisa morbosa me daban ganas de vomitar, y su voz me irritaba tanto que lo único que quería era pegarle una buena patada en los huevos.

Estaba lista, lucharía con todas mis fuerzas para que no cumplieran su cometido conmigo, y menos con mis compañeras.

Me quitó la chaqueta del uniforme con dificultad mientras daba patadas y cabezazos tratando de alcanzar sus partes bajas o su cara.

—Aquí están—se detuvo al escuchar el sonido de la puerta desgastada abrirse—. Ha llegado el equipo de produc...

Sus palabras quedaron en el aire al ver a uno de los de su banda apaleado y sin consciencia siendo tirado al suelo.

Un gran alivio recorrió mi cuerpo al escuchar la voz de Nagisa y ver al resto de mis compañeros salir a la luz.

Parecía que la guía sí que había servido de mucho, ya que explicaba paso a paso cómo hacer frente a un secuestro, pasos que Nagisa iba explicando, dejando a la banda con la boca abierta.

—Bueno, ¿ahora qué hacemos, caballeros?—habló Karma.

Sus ojos recorrieron el lugar con prisa hasta que se cruzaron con los mios. Sonreí aliviada al ver que no se encontraba tan mal como pensaba, pero mi sonrisa se borró al ver la seriedad en su rostro.

Traté de cubrirme para que no viera mi camisa desabrochada por culpa de esos malnacidos.

—Habéis ido demasiado lejos—endureció su voz—. Creo que pasaréis el resto del viaje escolar—miró a todos el grupo con una intensa sed de sangre inundando sus ojos—en el hospital.

El líder rió. Unos pasos pesados se escuchaban tras la puerta, acercándose lentamente a nosotros.

—No te hagas el héroe, niñito—se dirigió a Karma—. Aquí están los amigos que llamé—hablaba a medida que la intensidad de los pasos incrementaba—. Unos críos como vosotros jamás habréis visto a unos cabrones como estos.

Solo pensé en una cosa en el momento de ver a nuestro profesor, y no pude evitar decirlo en alto para mí misma.

—Todo irá bien.

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora