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—No entiendo la finalidad de esto—dije agarrada al brazo de Karma y con la voz temblorosa.

—¿Tienes miedo?—preguntó mirándome de reojo, enarcando una ceja.

—¡Para nada!—me separé de inmediato para cruzarme de brazos—. No... No es eso—apunté hacia el frente con la linterna y mis manos temblorosas.

—Vamos—pasó un brazo por mis hombros—. Si quieres un abrazo solo tienes que pedirlo.

—No me toques.

—Bien—se apartó rápidamente.

—Vaya—me detuve unos segundos—, eso ha sido más rápido de lo que esperaba.

—Oye, ven a ver esto.

Caminé hasta llegar al lado de Karma, fijando mi vista en el picnic bien preparado frente a nosotros siendo enfocado por la linterna de mi acompañante.

—¿Esto no era una prueba de valor?—pregunté con mi atención sobre la comida.

—Parece que el profe tiene algo estúpido en mente.

—Eso no importa ahora mismo—avancé hacia los postres—. Carpe Diem.

Karma se quedó en su sitio, pero yo tomé la primera tarta sobre el mantel para comenzar a degustarla con ganas.

—¡Deliciosa!—tomé otro pedacito de la porción para extender la cuchara llena hacia Karma—. Prueba.

—¿Qué?—abrió sus ojos con sorpresa antes de girar la cabeza, apartando su boca del cubierto— No.

—¿Qué pasa?—trataba de buscar sus ojos.

—Nada—tapó su boca—. No quiero.

—Bueno—me encogí de hombros—. Entonces come esto, y no puedes rechazarlo.

Volví a los postres, tomando una fresa que se encontraba sobre uno de estos para dársela a Karma.

—Vamos, abre la boca—reí.

—¡No hagas eso!

Retrocedí ante su reacción. El plato que sostenía se había caído, igual que la fresa, y roto en pedazos. Todavía trataba de asimilar el fuerte golpe de Karma en mi muñeca para apartar la fruta de él, o para deshacerse de ella.

Me quedé paralizada.

—...

Agachó su cabeza sin asimilar el comportamiento de su amigo mientras sostenía su muñeca adolorida.

¿Y ahora qué? ¿Esta vez sí saldría corriendo para huir de él como el monstruo que era?

—Karma.

La franqueza de su voz le hizo levantar la cabeza de inmediato.

—¿Qué pasa?—sus ojos se suavizaron al cruzar miradas—. Te comportas diferente conmigo desde esta mañana.

—Yo...

Le sorprendió que su respuesta fuera inmediata, como si no pudiera evitar ocultar cualquier pensamiento negativo ante ella.

Eso le frustraba más de lo que quisiera.

¿Por qué no le insultaba o simplemente se iba y desaparecía?

—Nada—tiró de su camiseta, justo sobre su pecho—. No es nada.

Ignorando todo aquello que le hacía querer arrepentirse de su acción, reanudó su camino, pasando por el lado de la chica sin dirigirle la mirada.

—Vamos.

Siguió el paso del pelirrojo, quien fruncía el ceño con molestia.

"Me gustaría que confiaras en mí poco a poco..."

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora