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—¡No me ataques por sorpresa, Karma!—dijo con molestia—. ¡Esquivarte afecta al resto de clones!

Volví mi atención al cuaderno después de ver el gran hueco en la cara de mi profesor. No entendía absolutamente nada.

—No lo entiendo—habló Koro-sensei para mí—. Tus notas eran excelentes. Es como si ya no te esforzaras en la escuela.

Le ignoré, tratando de resolver el problema erróneamente para perder tiempo de la hora hasta que diera fin.

Miré a Koro-sensei al notar uno de sus tentáculos distorsionados sobre mi mano.

—Resuélvelo correctamente, por favor.

Aparté mi mano, chasqueando la lengua con fastidio antes de resolver el problema de matemáticas como era debido.

—¿Ves?—habló tras corregir el ejercicio—. Estás perfectamente capacitada para esto—el tentáculo de antes se posó sobre mi cabeza—. Eres inteligente y metódica. Además, se te da bien el estudio, solo necesitas la concentración necesaria—movió su tentáculo, revolviendo un poco mi pelo—. Eres una persona de la que sentirse orgulloso.

Clave mis ojos en los suyos. A pesar de lo pequeños que eran y la falta de expresión en ellos, podía sentir el cariño con el que decía esas palabras.

—No me toque con esas cosas—dije refiriéndome a sus tentáculos algo viscosos—. Dígame qué más debo resolver.

—¡Bien!—contestó con más energía—. Resuelves correctamente los problemas, sin embargo, la falta de tiempo suele hacer que tus nervios te dominen—explicó levantando uno de sus tentáculos como si de un dedo se tratase—. Con esto que te enseñaré, conseguirás resultados más rápidos.

La clase supersónica especial de preparación de examen dio a su fin tras una dura enseñanza de asignaturas de ciencias para mí. Aprender tanto en tan poco tiempo y, además, recuperar mis hábitos en lo que respecta a los estudios, fundió mi cerebro.

—Parece que te estás esforzando—comentó Karma sacando un zumo de su bolso para lanzármelo.

—Gracias.

Comenzamos a caminar hacia el exterior del antiguo campus.

—¿Koro-sensei te ha dicho algo tierno para hacerte estudiar?—sonrió con burla.

—Bueno...—miré mi zumo—. Aunque no fuera verdad... Me ha dicho lo único que necesitaba escuchar durante estos dos años—clavé la pajita en el zumo para dar un sorbo—. No espero que no entiendas.

Karma iba a contestar, seguramente me daría una respuesta infantil para molestarme, pero cerró la boca al ver cómo erguía mi cuerpo.

—¿Qué haces?

Sus ojos se posaron sobre la presencia tan repentina frente a nosotros, como si sus instintos se activaran.

El director nos dio una mirada rápida mientras caminaba hacia la salida, hasta que se detuvo en frente de nosotros.

—Buenas—saludó con una sonrisa en su rostro—. Estoy deseando ver cómo os va en los parciales.

Se retiró de inmediato, y no me dio tiempo a saludar o tan siquiera despedirme.

—Ya puedes calmarte, se ha ido.

La cara de Karma juzgaba todo de mí. Sus ojos entrecerrados me hicieron sospechar lo que pasaba por su cabeza.

—No...—lo miré con advertencia.

—¿Te gusta el director?

Su rostro no expresaba nada, como si lo que acababa de descubrir hubiera colapsado en su cabeza.
Yo, por otro lado, sentí vergüenza, pena y horror por lo que el teñido insinuaba de mí.

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora